Archivo por meses: diciembre 2024

Sólo si me entrego. Comentario para Matrimonios: Mateo 15, 29-37

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 15, 29-37

En aquel tiempo, Jesús, se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.
Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.
La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».
Los discípulos le dijeron:
«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».
Jesús les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete y algunos peces».
Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.

Sólo si me entrego.

Jesús multiplica los panes y los peces por compasión hacia aquellos que no tienen. Pero Él no puede actuar sobre lo nuestro, sobre lo que nos falta, si antes no se lo damos. ¿Nos falta amor en nuestro matrimonio?
A mucha gente le cuesta la consagración porque implica entregarle todo. Pero ¿Cómo podemos pretender que el Señor actúe en nuestras vidas si no nos entregamos primero el uno al otro?

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Mario: Hay muchos tipos de consagraciones, pero ¿sabes que San Juan Pablo habla de que los esposos estamos como consagrados el uno al otro por el Sacramento?
Mercedes: Sí, pero no sé cómo hacer eso.
Mario: Bueno, tal como yo lo interpreto es que, entregarme a ti es la mejor manera de consagrarme al Señor, porque en esa entrega total a ti es como mejor me entrego a Él.
Mercedes: ¡Qué fuerte! Estoy cayendo en la cuenta de que el Señor no podrá multiplicar nuestro amor y transformarlo en Su Amor si no me entrego a Él a través de mi entrega total a ti.
Mario: Me parece súper interesante eso que dices. Igual que en la multiplicación de los panes Él recibe el pan que le damos y lo reparte a través de la mediación de los Apóstoles, así también, nuestro amor lo recibe de nosotros que nos lo entregamos y nos lo multiplica a través de nosotros que lo recibimos elevado. ¡Qué buena deducción! ¿Lo probamos?
(Y el amor de estos esposos fue multiplicado por el Señor que sintió compasión de ellos porque no tenían suficiente amor para alimentarse el uno al otro e iban a quedar extenuados).

Madre,

Que nos entreguemos sin miedo al esposo o esposa, para que el Señor pueda multiplicar nuestro amor. Alabado sea por siempre.

Intimidad en Su Sagrado Corazón. Comentario para Matrimonios: Lucas 10, 21-24

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 21-24

En aquella hora Jesús se llenó de la alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Intimidad en Su Sagrado Corazón.

Jesús, igual que Su Madre, se alegra en el Espíritu (o en Dios). Se alegra en que el Padre sea Señor de cielo y tierra y les revele a los pequeños Su intimidad. Los grandes aspiran a ellas, pero Él se las revela a quien quiere, y quiere revelárselas a los pequeños, mientras sigan siendo pequeños y la soberbia no se apodere de ellos.

Por eso nuestra dificultad está en no hacernos grandes y que a medida que el Señor nos vaya revelando cosas nos vayamos haciendo cada vez más pequeños ante el conocimiento de las grandezas del Señor.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ramón: Padre, a veces vivo experiencias que no entiendo, cuando me parece que mi esposa no me entiende, y desprecia mis opiniones y me exige una delicadeza que no siento que ella tenga conmigo. Pero creo que ella en realidad no es culpable, y que estas situaciones las permites porque me tengo que hacer más pequeño para ti, y por eso vivo estas situaciones con gozo, para que puedas ser Tú quien reine en mí.

Lucía: Padre, a veces me parece que mi esposo no me trata con delicadeza y me hiere con sus actitudes. Y, tal como lo vivo, veo como si pretendiera imponer sus criterios y a mí me tocara callarme. Y de eso, Padre, no hago culpable a mi esposo, y vivo estas situaciones con alegría, porque yo sé que Tú estás permitiendo que viva esas tentaciones para hacerme más pequeña y para que puedas ser Tú quien reines en mi corazón.

(Y el Señor siguió permitiendo estas situaciones para que ambos esposos no se hicieran grandes a sí mismos por la intimidad que el Señor les estaba permitiendo vivir en Su Sagrado Corazón).

Madre,

Que no caigamos en la tentación de juzgar culpables a nuestros esposos de situaciones que Dios permite para hacernos más pequeños y poder seguir compartiendo Sus secretos con nosotros. Alabado sea el Señor que reina en nuestras vidas.

Mi fe en tu fe. Comentario para Matrimonios: Mateo 8, 5-11

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: «Ve», y va; al otro: «Ven», y viene; a mi criado: «Haz esto», y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Mi fe en tu fe.

¿Qué valoran los judíos del centurión? Que había costeado la sinagoga. Es el motivo por el que le creen merecedor de ser atendido por Jesús. ¿Qué valora Jesús en cambio? La humildad del centurión, hasta el punto de quedar admirado.
Llevado al matrimonio, podríamos decir que no se trata de esperar de mi esposo que haga grandes cosas por mí, debería valorar más, como hace Jesús, la fe que tiene en Cristo y en nuestro Sacramento de Matrimonio. ¿Tengo mi alegría puesta en tu fe?

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Luisa: No sé ya qué hacer. Tú soberbia es tan grande que ni te das cuenta y vas a tu bola tomando decisiones sin contar conmigo o imponiéndolas.
Pedro: Ya lo siento, porque es verdad que no soy consciente de imponerte nada. Es cierto que en mí hay soberbia, eso sí lo sé, y me arrepiento cada vez que actúo confiando en mí y en mis fuerzas. Pero le pido al Señor que haga conmigo lo que tenga que hacer para purificar mi corazón y ser capaz de amarte mejor. Ten paciencia, porque estoy seguro de que Él utiliza todas estas situaciones para pulverizar mi amor propio.
Luisa: Perdona, estaba confiando más en mis exigencias que en el poder de Dios. Volveré a retomar lo de ofrecerme por ti en estas situaciones para tu santificación. Con mi fe puesta en tu fe.

Madre,

Que actuemos siempre, no con exigencias mutuas, sino con la confianza puesta en el Señor y en la gracia que derrama a través de nuestro Sacramento. Alabado sea por siempre.

¿Inquieto? Rezar juntos. Comentario para Matrimonios: Lucas 21, 25-28. 34-36

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 25-28. 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

¿Inquieto? Rezar juntos.

Empieza el tiempo de Adviento. Y lo iniciamos cayendo en la cuenta de que, no sólo lo «malo» puede embotar mi corazón, como las borracheras y las juergas, sino también lo aparentemente bueno, como son las inquietudes de la vida. Puede parecernos que estamos cumpliendo con nuestras obligaciones y sin embargo estar ofuscados por tantas inquietudes que nos trae el día a día. ¿Llevo demasiadas cosas encima? ¡Cuidado! Es el momento de dedicar más tiempo a la oración juntos para no perder la referencia de lo que me mantiene despierta el alma.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Laura: Cariño, últimamente me da la impresión de que no sacas tiempo suficiente para la oración y para estar conmigo.
Jaime: Tienes razón. Hay muchos temas pendientes y eso me tiene inquieto. Necesito ayuda para volver a estar en el Corazón de María.
Laura: Me encanta que lo veas tan claro. Es fundamental saber verlo para poner remedio.
Jaime: Sí. Gracias a Dios, ya he aprendido de otras veces. Y es que el día a día me va absorbiendo y se va apoderando de mi mente y de mi corazón. Y yo debo amar a Dios con todo mi corazón, con toda mi mente y con todo mi ser, amándote a ti. Por eso te pido auxilio.
Laura: Recemos juntos ante el Santísimo este finde y verás cómo Él ordena tu corazón y tu mente. ¿Te parece? Y luego nos vamos a cenar juntitos y enamorados para celebrarlo.
Jaime: Gracias esposa. Me encanta el plan. Y me encantas tú.

Madre,

Si yo tengo demasiadas cosas, no me quiero imaginar las que tendrá Dios, y sin embargo se dedica a hacerse Niño para pasar una vida con nosotros, lleno de paciencia y caridad. En renunciar a todo por estar con nosotros también nos demuestra lo importantes que somos para Él. Alabado sea por siempre.