Archivo por meses: diciembre 2020

Lo que cambiaste. Comentario para Matrimonios: Lucas 7, 19-23

EVANGELIO

Anunciad a Juan lo que habéis visto y oído.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 19-23

En aquel tiempo, Juan, llamando a dos de sus discípulos, los envió al Señor diciendo:
«¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?».
Los hombres se presentaron ante él y le dijeron:
«Juan el Bautista nos ha mandado a ti para decirte: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?”». En aquella hora Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista.
Y respondiendo, les dijo:
«Id a anunciad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados. Y ¡bienaventurado el que no se escandalice de mí!».

Palabra del Señor.

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Lo que cambiaste.

Señor, nosotros lo hemos visto y oído: Ciegos que ven, sordos que oyen, pobres evangelizados… Primero en nuestro matrimonio, cómo te introdujiste en nuestras vidas y cambiaste nuestras actitudes, nuestras prioridades… Después en muchos otros matrimonios. Seguramente tú, esposo/a que estás leyendo este comentario, también has visto y oído Sus obras en ti y en tu matrimonio. Anímate a ser testigo enviando tu testimonio a proyectoamorconyugal@gmail.com

Aterrizado a la vida matrimonial:

Juan: Señor, ¿Cómo vamos a escandalizarnos de Ti? Te damos gracias cada día, porque nuestra vida podía haber sido una ruina si no nos hubieses rescatado. Quiero ser testigo Tuyo ante el mundo, porque cambiaste mi afán por destacar, por mi afán por señalarte. Cambiaste mi ambición mundana y me hiciste indigente de la gracia. Cambiaste mi carcajada irónica por una alegría inmensa. Cambiaste mis deseos desordenados por deseos de alcanzar la caridad conyugal. Cambiaste mi espíritu de dominio en el matrimonio por la admiración ante la grandeza del misterio revelado. Cambiaste mi paternidad orgullosa por el reto de ser imagen Tuya…
Teresa (esposa de Juan): Cambiaste mis miedos por la confianza en Ti. Cambiaste mi vergüenza sobre Ti por el orgullo de ser Tu elegida. Cambiaste el afán de controlar mi vida por un hágase Tu voluntad. Cambiaste mis heridas por oblación fructífera. Cambiaste mis rencores por Tu misericordia por los pecadores. Cambiaste mi soberbia de creerme mejor por la luz de saberme nada y que Tú eres el Todo. Y cada vez que voy a confesarme de tantas cosas como aun tienes que transformar en mí, cambias mi pecado por gracia santificante. El caso es que, cuanto más Te conozco, más me muestras quién soy o mejor, quién estoy llamado a ser.

Madre,

No somos dignos. Sólo nos sale una oración de alabanza, de agradecimiento. ¡Alabado seas por siempre, Señor!

¿No puedo más? Comentario para Matrimonios: Mateo 21, 28-32

EVANGELIO

Vino Juan, y los pecadores le creyeron.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: «Hijo, ve hoy a trabajar en la viña.» Él le contestó: «No quiero.» Pero después se arrepintió y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: «Voy, señor». Pero no fue.
¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?»
Contestaron:
«El primero».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».

Palabra del Señor.

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¿No puedo más?

Una oración que no nos cambia, no es oración. La diferencia entre la actitud de los dos hijos de la parábola, es que uno de ellos recapacita y después cambia. La hermana de Santo Tomás le preguntó una vez qué debía hacer para ser santa. Él le contestó sencillamente: Hay que querer. Esposos, mirémonos y digámonos mutuamente “Quiero ser santo contigo, voy a ser santo con la ayuda de Dios”. A esa es a la viña que nos envía a trabajar hoy, a nuestra santificación en nuestra unión. Humildad no es sólo saberse miserable. Humildad es saberse nada y creer que Dios me puede y me quiere hacer santo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marisa: Antes me creía capaz de querer a mi esposo y no lo conseguía por mis limitaciones y pecados. Ahora hay veces que parece que me canso de intentarlo y digo que ya no puedo más. Pero luego, confío en el Señor y en su poder, y acabo entregándome.
Matrimonio Tutor: Muy bien, Marisa. La clave no está en nuestras capacidades, sino que confiar en el Señor y lanzarnos aunque creamos que no vamos a tener éxito. Luego ya, será lo que Él quiera, pero nosotros, aunque con dudas, nos hemos puesto a Su disposición para que él actúe.
Marisa: Amén.

Madre,

A veces, el Señor nos pide mucho, porque nos quiere mucho. Que no perdamos nunca la esperanza. El que murió por nosotros no nos dejará. ¡Gloria a ti, Señor Jesús!

Vías muertas. Comentario para Matrimonios: Mateo 21, 23-27

EVANGELIO

El bautismo de Juan ¿de dónde venía?
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 23-27

En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».
Jesús les replicó:
«Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».
Ellos se pusieron a deliberar:
«Si decimos «del cielo», nos dirá: «¿Por qué no le habéis creído?» Si le decimos «de los hombres», tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta».
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos»
Él, por su parte, les dijo:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

Palabra del Señor.

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Vías muertas.

Cuando intentamos adecuar la verdad a nuestros intereses o nuestros gustos, lo que viene siendo una tentación muy frecuente, ocurre que acabamos entrando en contradicciones que en lugar de dirigirme hacia la vida me encierran en vías muertas sin salida. Así, los sumos sacerdotes no saben responder a la pregunta de Jesús, por su cerrazón.
La autoridad de Jesús le viene del Padre porque él hace todo lo que le dice el Padre. ¿De dónde me viene la mía? Porque como sean mis criterios, tarde o temprano me encontraré sin respuestas.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Luis: Tengo dudas sobre qué aconsejar a un matrimonio que están sufriendo muchísimo en su relación. Realmente no veo solución y cada vez van a peor. Quizás es el momento de acabar con esta tortura y aconsejarles la separación.
Matrimonio Tutor: Luis, nosotros nunca aconsejamos la separación. Ese es un tema que tendrá que decidir el matrimonio a la luz de Dios. Nosotros no aconsejamos a los matrimonios que se bajen de la cruz, les enseñamos a amar en ella y el poder redentor que tiene.
Luis: Ya entiendo. Si no, puedo estar actuando como Pedro cuando pretende evitarle la cruz a Jesús. Y ya recuerdo la respuesta de Jesús…

Madre,

Ayúdanos a discernir nuestras decisiones desde la Justicia de Dios, desde sus criterios y no desde nuestro parecer. Sus caminos no son los nuestros. Alabado sea el Señor, que hizo el cielo y la Tierra.

Adiós tristeza. Comentario para Matrimonios: Juan 1, 6-8. 19-28

EVANGELIO

En medio de vosotros hay uno que no conocéis.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 6-8. 19-28

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran:
«¿Tú quién eres?»
Él confesó y no negó; confesó:
«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».
El dijo:
«No lo soy».
«¿Eres tú el Profeta?».
Respondió: «No».
Y le dijeron:
«¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿Qué dices de ti mismo?»
Él contestó:
«Yo soy la voz que grita en el desierto: «Allanad el camino del Señor», como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Palabra del Señor.

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Adiós tristeza.

Dijo el Papa Francisco, que la tristeza es tan resistente en nosotros porque en la tristeza uno es el protagonista, mientras que la alegría llega cuando nos desplazamos a un lado para dejar que entre el Espíritu del Señor. Esto es lo que hace Juan: Se aparta a un lado para dejar que pase el Mesías.
A veces me gusta regodearme en mis quejas y en mi autocompasión porque en ellas soy yo el protagonista. Sin embargo, la alegría viene cuando me aparto para que el protagonista de mi vida sea mi esposo, porque en él/ella reside el Espíritu del Señor.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Elena: (Piensa) Hay que ver, con el daño que me hizo ayer y ahí está, silbando. ¿Es que no ve mi tristeza? ¿No ve mi dolor?
(Elena se cubre parte de la cara en señal de dolor, cuando entra su esposo en la habitación. Pero su esposo no parece hacerle mucho caso, y Elena se echa a llorar. Se siente peor todavía, su dolor se ha acrecentado y su resquemor a su marido también.)
Elena: (En oración) Señor, ayúdame, por favor, no soporto más, tengo una tristeza hasta morir, como dijiste Tú.
(Y el Señor le hizo ver lo mucho que la amaba, para toda la eternidad. ¿Para qué tenía que buscar nada más? ¿Tenía derecho a estar triste cuando Dios la ama infinitamente? Y terminó leyendo el Magníficat y reflexionando sobre esas frase de María: “Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador” y “porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí”. ¡Claro! Es Él quien lo hace. Y se repetía una y otra vez: “Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador”… y se le pasó todo.
Elena: (Vio pasar a su esposo y le dijo) Manolo, te amo.
Manolo: ¡Mujer! Qué alegría volver a tenerte junto a mí. Te he echado mucho de menos. No me atrevía a acercarme por si te hacía más daño. ¿Me perdonas por el dolor que te he causado?
(Y Elena, abrazada a su esposo, daba gracias a Dios).

Madre,

Que en este adviento seamos capaces de hacernos a un lado, de apartar todo lo que ponemos de nosotros mismos, apartar la tristeza que queremos ver en nuestra relación, para acoger la alegría que Dios pone en nuestros esposos y en nuestro matrimonio.

Sin filtros. Comentario para Matrimonios: Mateo 17, 10-13

EVANGELIO

Elías ya ha venido y no lo reconocieron.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 17, 10-13

Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Él les contestó:
«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.

Palabra del Señor.

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Sin filtros.

Vemos signos de Dios y no los reconocemos ¿Se puede ser más cegato? Dios nos pone signos que muestran claramente su plan. Por ejemplo, si nos hace hombre y mujer, es para que nos hagamos uno precisamente gracias a que somos distintos. Pero ello implica salir de mí para entrar en ti. Salir de mis ritmos para entrar en los tuyos, salir de mis gustos para entrar en los tuyos, salir de mis criterios, mis prioridades, mis normas, mis costumbres… Salir de los “mi(s)” para entrar en los “tu(s)”. Entonces vendrá a nuestra vida Aquel que lo renovará todo. Convertirá nuestro matrimonio en algo nuevo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Andrés: Pero ¿Por qué tengo que ir a ese retiro de matrimonios?
Marta: Porque tenemos que reconocer que no sabemos hacerlo mejor, porque nos van a ayudar, porque vamos a vivir una experiencia de Dios, y… ¿Tú tienes un plan mejor?
Andrés: Podemos irnos al campo, y estar a gusto tú y yo con los niños, y comer en un buen sitio.
Marta: Y ¿Eso nos ayudará a estar mejor? Te recuerdo que la última vez que fuimos al campo, te cabreaste porque nos olvidamos de meter las cervezas en la nevera y estaban calientes. La anterior, te cabreaste porque martita no quería venir, la anterior porque nos equivocamos de camino y dimos una vuelta que no veas y después, te desesperaste por el tráfico de vuelta. Mira, Andrés, eso ya lo hemos probado y no ha funcionado. Permíteme que te sugiera algo nuevo y déjate llevar, como me he dejado llevar yo por ti, que odio el campo con todas sus incomodidades, las moscas, las avispas, las arañas y demás…
Andrés: Bueno, probaremos algo nuevo, pero que sepas que no confío nada en ese plan.
(El último día del retiro)
Andrés: Tengo que dar públicamente las gracias a mi mujer por haber tirado de mí para que viniese a este retiro. Tengo que decir que he descubierto algo nuevo en ella y en nosotros que me ha cautivado. Estoy deseando llegar a casa y que empecemos a construir con las herramientas que nos han dado aquí.

Madre,

Te pedimos esas “gafas” sin los filtros (pecados) que nos impiden la plenitud de la visión. Dios está muy presente en mi esposo y en nuestro matrimonio, mucho. Alabado sea el Señor que se ha hecho tan cercano a nosotros hasta el punto de vivir una vida humana. Esperamos impacientes Su venida para adorarle. Amén.