Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 32-38.
En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló.
La gente decía admirada:
«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».
En cambio, los fariseos decían:
«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
El mudo alabó al Señor
Hace 15 días celebrábamos el nacimiento de Juan el Bautista, y veíamos que Zacarías dudó de la palabra del Señor, y quedó mudo hasta que hizo lo que le había ordenado el Señor. Entonces recuperó la voz y alabó al Señor.
También en nosotros, el demonio entra por la sospecha. ¡Cuántos esposos están mudos y no alaban al Señor, porque dudan de su matrimonio! Y cuántos, al contemplar la hermosura del matrimonio como Dios lo pensó, al redescubrir a nuestro cónyuge como el don más valioso que Dios nos ha entregado, al descubrir la grandeza de nuestro sacramento, hemos recuperado la voz y alabamos al Señor, no podemos quedarnos callados.
¡Esposos, que habéis visto los milagros del Señor en vosotros! Ahora es la hora de trabajar en su mies, anunciando el evangelio del matrimonio y la familia, y llevando a Jesús a los matrimonios extenuados y abandonados, para que Él los cure.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Juan: Ayer vi bastante triste a tu hermano, no sé… me parece que no está bien con su mujer… creo que deberíamos hablar con ellos e invitarles a un retiro de Proyecto Amor Conyugal. ¿Qué te parece?
Lola: No sé, él es así pero… quizás tienes razón y yo no me he dado cuenta…
Juan: Es más, le veo… como dice el evangelio, extenuado y abandonado, como oveja sin pastor. Necesita recuperar la alegría.
Lola: Juan, cómo te quiero… ¡eres tan compasivo! Te pones siempre en el lugar del otro y buscas el modo de ayudar y de aliviar su sufrimiento. ¡Cuánto aprendo de ti!
Juan: Bueno, Lola, bueno… tú también… estás siempre dispuesta a escuchar, y acoges lo que te propongo.
Lola: Pues ahora mismo le llamo y les decimos que vengan mañana a casa a cenar y así podemos charlar tranquilamente y les invitamos a ir a un retiro, para que conozcan como es el matrimonio como Dios lo pensó.
Juan: ¡Qué alegría poder trabajar juntos en la mies del Señor!
Madre,
Enséñanos y ayúdanos a tener un corazón compasivo como el Tuyo y el de tu Hijo. ¡Bendita seas Madre!

