Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Compartiendo yugo.
Gracias, Señor, por tus palabras. ¿Has revelado estas cosas a los pequeños? Claro, si me creo que yo sé cómo son las cosas, sólo me escucho a mí mismo y no te escucho a ti. Señor, realmente no sé nada, te quiero escuchar.
¿Estoy cansado y agobiado? Pues muchas veces. Entonces, ¿qué he de hacer? Otra vez no puedes ser más claro. Debo ir a ti que Tú me aliviarás. ¿Y tomar tu yugo? Claro, cuando me empeño en llevar todo solo, la carga es demasiado pesada. Pero si tomo tu yugo, Tú la llevas conmigo. Si el yugo lo llevo contigo y con mi «cónyuge» (co-yugo, compartiendo yugo), la carga será ligera, porque estaremos los dos unidos y unidos a ti.
¿Y qué más? Con mansedumbre y humildad. Sabiendo que no sé nada, que Tú lo sabes todo, que Tú lo puedes todo. Que mi enemigo es mi amor propio. Que el antídoto es el amor a Ti y a mi «cónyuge» sobre todas las cosas. No hacer mi voluntad, sino la Tuya, la suya.
Gracias, Señor. Te escucho y con tu ayuda voy con mi «cón-yuge» a por ello.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Teresa: Carlos, ¡no puedo más!, ¡estoy agotada!, ¡lo tengo que hacer yo todo!
Carlos: Cariño, por favor, déjame que te ayude.
Teresa: ¡Ojalá, te lo llevo pidiendo todo el día y ni caso!
Carlos: Perdona, de verdad. No me he dado cuenta. Pero hazme un favor, recuerda en lo que quedamos. Vamos a rezar primero.
Teresa: ¡Anda ya!… (pero deja que el Espítitu la guíe) Bueno, vamos.
(Se ponen en oración)
Carlos: Señor, te pido perdón. Teresa, te pido perdón. Señor, ayúdame a estar más pendiente de mi esposa.
Teresa: Señor, perdóname por haberme puesto nerviosa. Carlos, perdóname. Señor, contigo todo lo puedo. Sin ti nada. Ayúdame a entregarme sin medir. A saber que puedo contar con Carlos, aunque a veces no entienda cómo no se da cuenta de lo que necesito. Gracias por darme esta oportunidad para crecer en mansedumbre y humildad.
Carlos: Señor, gracias por darme la mejor esposa del mundo. Perdóname por estar en ocasiones más pendiente de mis cosas que de ella. ¡Gracias Teresa por ser tan maravillosa!
Teresa: Gracias, Señor. Gracias, Carlos. ¡Eres increíble! Y ahora ayúdame, que juntos con el Señor todo lo podemos.
Madre,
Por favor, ayúdanos a escuchar de verdad a tu Hijo y a hacerle caso. Que el mundo no nos pueda. Que vivamos pegados a ti, contigo, para hacer Su Voluntad siempre unido a mi «cón-yuge». ¡Alabado sea tu Hijo!


Que hermoso … y que difícil cuando parece q estamos unidos pero separados llevando este yugo , cuando uno no se abandona totalmente a tus brazos!!!
Cuando uno está enojado cuánto cuesta perdonar y serenarse
Ayúdame Señot!!! Para que ambos podamos confiar y crecer en Ti … y así poder juntos