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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 8,1-3
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres, que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.
Anuncia-dos.
Cuando leemos este Evangelio nos imaginamos a Jesús anunciando la Verdad, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad.
Y hoy, a nosotros nos dice que nos unamos a este anuncio para mostrar la Verdad al mundo entero. Pero para poder llevar Su palabra, tenemos que unirnos a Él. Para anunciarLe hemos de unirnos en todo, en la oración, en la Eucaristía, en la confesión, y especialmente en nuestro matrimonio, nos acogemos para acogerle a Él. Por eso y para eso nos creó esposos, y nos pensó desde toda la eternidad, para verLe en mi esposo. ¿Y cuando llega la Cruz también? Sí, ahí está para que Le acoja en mi esposo y nuestro amor sea más fuerte que la muerte. Así es como nos salvaremos. ¡Así es como Te anunciaremos! Señor, queremos ser Tu boca, queremos ser Tus ojos, queremos ser Tus oídos.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Virginia: Hola cariño. ¡Esto que estamos viviendo no podemos callarlo!
Josué: Sí, pero aún nos queda mucho por crecer para poder hablar de Dios, del Señor…
Virginia: pues creo que debemos contar lo que nos ha pasado, nada más, lo que estamos viviendo. Nada más. Es la mejor manera de anunciar la Verdad, siendo testigos de lo que el Señor está haciendo en nosotros y en nuestro matrimonio.
Josué: ¿Tú crees?
Virginia: Sí, ¿tú no has vivido una transformación de nuestro matrimonio? ¡Pues eso lo ha hecho él Señor! Somos testigos de lo que Él ha hecho.
Josué: Es verdad Virginia, eso es lo que Él ha hecho y no podemos quedárnoslo. Está tarde que hemos quedado con Bea y Nacho les contamos…
Madre,
Queremos hacer como Tú y decir cómo Tú: Proclama mi alma la Grandeza del Señor. Y proclamar ¡Bendito y Alabado sea el Señor!


Muchas gracias a todos los Matrimonios que os ocupáis de propagar el Evangelio, hacer el texto de los comentarios, los que hacéis los audios…
A todos, nos hacéis vivir y estremecernos ante la Pala5de Dios.
Señor, perdónanos por las veces que dejamos pasar ésta oportunidad y no lo escuchamos o no lo leemos.
Dedes hoy vamos a propagar el Evangelio.
Lo que no faltan por nuestra parte,son las Oraciones por los frutos de los Retiros y por todos los Custodios, los Sacrificios por los Matrimonios que sufren para que conozcan la verdad del Sacramento del Matrimonio,y las Misas para que nuestro Matrimonio y el de todos sean Santos, si Dios quiere.
Asun de Michel