Abierta la inscripción de la peregrinación a Fátima: haz click AQUÍ
Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga.
La gente decía admirada. «De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».
Y se escandalizaban a causa de él.
Jesús les dijo: «Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.
Dejar huella.
A veces a través de nuestro matrimonio por mucho que hagamos o digamos parece que no sirve de nada o nunca es suficiente, pero sin darnos cuenta vamos dejando huella a través de lo que decimos, con la manera de comportarnos, con las cosas que hacemos. Puede parecer que el Señor en su propia ciudad por mucho que dijera servía para poco, pero seguro que muchos acabarían convirtiéndose en silencio, se quedaron con Su ejemplo y Su palabra y, sin notarlo, les había cambiado la vida. Que no nos importe que no nos escuchen, que no nos hagan caso e incluso que nos desprecien, todo lo hacemos para manifestar lo que tenemos en nuestro interior. Dios está presente en nuestro matrimonio, se tiene que notar en todo lo que hacemos, en lo que decimos, es siempre el Señor el que está actuando a través de nosotros y es Él quien se tiene que llevar toda la gloria a través de nuestras acciones. Dejemos huella del amor de Dios que está en nosotros, que no nos dé vergüenza dar la cara por el Señor, a través de nuestro amor, de nuestra alegría, de nuestra entrega y de nuestra renuncia, ahí se manifiesta Dios a los demás. Tiene que resonar en nuestro corazón aquella frase de san Juan Pablo: “el amor vence siempre”.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Pilar: Piensa: “Le voy a proponer a Álvaro rezar juntos el rosario que nos viene muy bien a los dos. Aunque bien pensado creo que últimamente me pongo un poco pesada, así que mejor voy a rezarlo sola por él para que el Señor poco a poco le vaya poniendo en el corazón lo importante que es rezar juntos”.
Álvaro: (Llegando a casa cansado de trabajar piensa: “estoy agotado después de un día duro de trabajo y ahora Pilar me va a proponer rezar el rosario y me cuesta un montón porque me parece un poco pesado, pero lo voy a ofrecer por ella porque sé que me viene muy bien hacerlo”) Hola cariño, ¿qué tal ha ido tu día? Vengo agotado, dame un momento que me pongo algo más cómodo y si te parece rezamos juntos el rosario.
Pilar: Qué alegría tan grande que me digas que recemos juntos el rosario. Te tengo que pedir perdón porque he dudado de ti, así que ya lo he rezado, pero a la Virgen le encantará que recemos otro juntos.
Álvaro: Si, es verdad que me cuesta mucho, pero a través de tu ejemplo y lo mucho que me insistes, a pesar de que me enfado en ocasiones, voy viendo lo mucho que me ayuda rezar y a estar cada vez más cerca del Señor. Gracias por querer siempre lo mejor para mí.
Pilar: Para mi es una pasada como poco a poco lo que el Señor me va poniendo en el corazón soy capaz de transmitírtelo y con qué docilidad lo vas acogiendo. Me doy cuenta de que cada vez somos más una sola carne y me ayuda un montón.
Álvaro: Gracias por ser tan pesada, tu perseverancia me acerca al Señor y a ti cada día más. Te quiero un montón.
Madre,
Bajo tu manto y al amparo de tu Inmaculado Corazón actuemos siempre con Él, para Él y en Él, dejando huella siempre del amor de Dios. Bendito y alabado sea el Señor.


Hoy hemos decidido, tras leer «Aterrizado a la vida matrimonial», rezar juntos el Rosario al menos una vez en semana. Hasta ahora yo me negaba porque me parece algo muy monótono. Espero poder apreciarlo de otra forma.
Gloria a Dios
Bendito sea Madre el corazón de tú Santo hijo Jesús y el vuestro ayúdanos en mi vida conyugal para que cada día tengamos más FÉ verdadera