Vivencias para creer. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 20, 1 a. 2-8

EVANGELIO

El otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 1 a. 2-8

El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Palabra del Señor.

Nota: Próximos eventos

  • Anuncio en Marbella: 19 de enero. Parroquia Santo Cristo del Calvario. 20:30h
  • Anuncio en Córdoba: 20 de enero.
  • Breve testimonio en la Semana de la Familia de Sevilla:  27 de enero.
  • Anuncio en Sevilla: 28 de enero. Por la mañana. Pte. de definir lugar y hora.
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Vivencias para creer.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Hubo hombres que fueron testigos de la resurrección. Vieron señales evidentes en el sepulcro, para estar seguros de que Jesús había resucitado. El lienzo o sábana que cubría Su Cuerpo, estaba tal cual, pero tendido, allanado, desinflado, porque el Cuerpo que había en su interior se había “desvanecido”. El sudario, o tela que utilizaba Jesús para secar Su sudor, lo empleaban según la tradición judaica, poniéndolo en forma triangular y enrollándolo sobre sí mismo hasta formar un cordel que utilizaban para pasarlo alrededor de la cara y mantener la boca del muerto cerrada atándolo en la parte superior de la cabeza. Pues bien, estaba enrollado, y como si siguiera rodeando la cara de Jesús, en su sitio correspondiente, apartado del resto, solo que no había cabeza que atar.

La escena era tan impactante, que vieron y creyeron. Las manos de uno de los que lo vió, escribieron este Evangelio que leemos hoy. Él, Juan, fue testigo directo de ello.

Aterrizado a la vida. Una historia real:

En agosto de 2006, fueron a Madrid los tres primeros matrimonios de una iniciativa conyugal que habían emprendido un par de años antes. La mañana del 17, aquellos matrimonios estuvieron rezando el rosario con mucha devoción ante Jesús de Medinaceli. Ya por la noche, se fueron a casa de los padres de uno de ellos y allí se pusieron a pensar en cómo llamar a aquella iniciativa para matrimonios, así que se les ocurrió coger una biblia y abrir por cualquier sitio después de invocar al Espíritu Santo, para que pusiera nombre al grupo. Al abrir la primera vez, una biblia de 1500 páginas, salió el texto de Mateo 19, 3 sobre la indisolubilidad del matrimonio. Les sorprendió que saliese un texto en el que hablara Jesús sobre el matrimonio, y se plantearon, un poco entre risas, llamarse “indisolubilidad”, pero algunos decían que sonaba como a Nescafé (soluble), pero al revés. No les gustó el nombre, así que, después de rezar y abrieron de nuevo la biblia al azar. Salió el Evangelio paralelo, el de Marcos 10, en el que Jesús habla, en esa misma escena, sobre la indisolubilidad del matrimonio. Ya no se oían risas. Sobrecogidos, decidieron cerrar la Biblia aquella e irse a dormir. El nombre del grupo se quedó sin decidir aquella noche.

A la mañana siguiente (18 de agosto de 2006) iban a una Eucaristía a las 8h en el convento de la Aldehuela de las Carmelitas Descalzas. Llegaron un poco tarde, y se situaron en los últimos bancos justo en el momento en que el Sacerdote comenzaba la proclamación del Evangelio. “Lectura del Santo Evangelio según san Mateo” y se hicieron la Señal de la Cruz. “Se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?»…”

Resultó ser, de nuevo, el texto de Mateo 19,3. ¡No se lo podían creer! ¡Otra vez el mismo! Una fuerte sensación de presencia del Espíritu Santo y una profunda emoción, hicieron que brotaran lágrimas de sus ojos. El Señor hablaba claro. Había que trabajar por la indisolubilidad del matrimonio y por recuperar la belleza del matrimonio como al principio. En la homilía, el Sacerdote habló del matrimonio como un “Proyecto de Amor”. Y de ahí salió el nombre de “Proyecto Amor” al que, años más tarde, se añadió el “Conyugal” para especificar qué tipo de amor.

Entonces no lo sabían, pero sólo hay dos textos en toda la Biblia en los que se trate esa escena, y eran precisamente los dos que les salieron al abrir aquel ejemplar de 1500 páginas al azar. Tampoco sabían que fueran los textos que inspiraron a San Juan Pablo II para empezar sus catequesis sobre el amor humano. Tampoco sabían que Ntra. Sra. De Fátima, la que les llamó a iniciar el Proyecto, era la Patrona del Instituto Juan Pablo II que él creó para difundir este conocimiento sobre el matrimonio y la familia. Tampoco sabían que San Juan Pablo empezó a escribir sus catequesis para matrimonios, inspirado en la Santísima Virgen un día de la Inmaculada Concepción…

Nosotros somos testigos. Vimos y creímos en que este Proyecto Amor Conyugal es una obra del Espíritu Santo a través de María. Hay vivencias que inducen a creer.

Madre,

A tu servicio, donde Tú quieras, cuando Tú quieras, como Tú quieras. Amén.

Un comentario en “Vivencias para creer. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 20, 1 a. 2-8

  1. Fátima

    Que maravilla!!! El Señor es grande y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
    Muchas gracias por compartir vuestro testimonio, que tanto bien hace y seguirá haciendo.
    Cuando se sigue con docilidad al Espíritu siempre nos sorprende con «casualidades» que son pequeños milagros a los que nunca debemos acostumbrarnos. Que Nuestra Madre os siga protegiendo y cuidando

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