Sólo necesita un “Sí”. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 20, 19-23

Tengo una parte de mi intimidad cerrada a ti, esposo/a, por miedo a tus juicios. Te propongo que abramos el corazón en la oración conyugal con la fuerza de Espíritu Santo.

EVANGELIO

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo; recibid el Espíritu Santo.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».Palabra del Señor.
Avisos:

  • Retiros en Madrid: 07 a 09 de junio y 12 a 14 de julio (Casa de Espiritualidad Emaús – Oblatos): Completos.
  • Retiro en Toledo: 14 a 16 de junio (Casa Diocesana “El buen Pastor”). Más información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1JT
  • Retiro en Córdoba: 21 a 23 de junio (Casa San Antonio) (Posibilidad de inscripción con hijos) Infórmate e inscríbete aquí: http://wp.me/p6AdRz-1Lx
  • Retiro en Bilbao: 19 a 21 de julio (casa espititualidad Larrea) Infórmate e inscríbete aquí:http://wp.me/p6AdRz-1N0
  • Retiro de Palma de Mallorca: del 26 al 28 de julio. Infórmate aquí: https://forms.gle/mc8nacYhiTBmeGcV6

(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)

Sólo necesita un “Sí”.

Domingo de Pentecostés. ¿Qué decir ante un fiesta tan grande? Es la fiesta más grande que puede haber después de la Resurrección del Señor. No solo me salva, sino que me envía a Aquel que puede guiarme, darme las fuerzas para ser fiel en los momentos de dificultad, comprender la lógica de Dios, mostrarme cuál es Su voluntad para mí, lo que me favorece y lo que me perjudica.El amor de Dios es inmenso. Primero me crea, luego me rescata y después entra en mí para llevarme a Él. Es maravilloso cómo se vuelca por mí, cómo se desborda en amor por mí. Su amor va más allá de lo imaginable. Es imparable, un amor que no se rinde nunca y que haga lo que haga, esta dispuesto a entregarse más, a darme más, hasta superar mi pecado y purificar mi corazón. Tanto que sólo necesita un “Sí”.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Mercedes: Estoy admirada de la cantidad de miedos que tengo y que me hacen protegerme o endurecer mi corazón para que no quede expuesto. Pero veo que los Discípulos también estaban encerrados con miedo.
Mario (esposo de Mercedes): Sí, estaban con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Mercedes: Como mi corazón. Tengo algunas puertas cerradas y no te dejo entrar en esas partes de mí, por miedo a tu interpretación, por miedo a tus juicios, por miedo a que me hagas daño algún día. Es mi intimidad, y es la parte más sensible de mí. Me da miedo exponerla y que me puedas herir.
Mario: Te propongo que lo hagamos en la oración conyugal, poco a poco. En la oración, invocamos al Espíritu y Él nos guía y nos sostiene. Cuando me abres tu corazón en la oración conyugal, experimento la gracia de la misericordia de Dios, la ternura. Y no te miro con malos ojos, sino que me muestra la belleza de tu alma. Un corazón contrito y humillado el Señor no lo desprecia, y yo tampoco.
Mercedes: Eso me da esperanza, Mario. Cuando Cristo insufló el Espíritu Santo sobre los apóstoles, se les quitó el miedo y salieron a predicar. Yo confío en Él, y quiero acogerlo para que me dé esa valentía. Confío en Él y voy a entregártelo todo, Mario.
Mario: Estoy deseando acoger tu intimidad. Para mí tiene un valor enorme. El Espíritu está sobre nosotros por nuestro Sacramento. Te amo, tal como eres.
Mercedes: Gracias. Te amo.

Madre,

Qué gran don, el Espíritu Santo. No tengo palabras de agradecimiento suficientes para responder a recibir el mismísimo Amor de Dios, para poder amar con Él a mi esposo. Alabado sea Dios que ha estado Grande con nosotros.

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