¿Quedarte con tu amor raquítico? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 12, 28b-34

EVANGELIO

El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28b-34

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?»
Respondió Jesús:
«El primero es: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. » El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» No hay mandamiento mayor que éstos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor.

Nota: Próximas misiones

  • Anuncio en Pamplona: Domingo 11 de marzo a las 13h en la Parroquia de San Fermín.
  • Anuncio en Madrid: 6 de abril a las 21:15 Parroquia San Josemaría (Aravaca)
  • 1ª catequesis en Sevilla: Para nuevos grupos: Día 13 de abril, a última hora de la tarde. Parroquia San Juan Pablo II. Sábado 14 11:30 parroquia del Corpus.
  • Anuncio en Mallorca: 20 y 21 de abril de 20 a 21 horas.
  • Retiro en Sevilla: 4 de mayo (a las 18;30) al 6 de mayo (a las 17:30). Casa de Betania C/ Mayor s/n SAN JUAN DE AZNALFARACHE Sevilla. (No se ha abierto aún la convocatoria. Os mantendremos informados).
  • Retiro en Madrid: 8, 9 y 10 de junio.
  • Retiro en Córdoba: 29 y 30 de junio y 1 de julio.

¿Quedarte con tu amor raquítico?

Amar a Dios con todo mi corazón, toda el alma, toda mi mente y todo mi ser y al prójimo como a mí mismo, son los dos mandamientos principales. Y son mandamientos, y son los principales, lo que significa que todos los demás mandamientos y obligaciones que tenemos en la vida, deben estar supeditados a éstos. Ya es una pista importante para mi reflexión sobre el Evangelio de hoy. Mis prioridades en la vida.

Pero además, son dos mandamientos que van totalmente unidos. No se puede concebir el uno sin el otro. Empecemos por la posibilidad de amar al prójimo sin amar a Dios. ¿Qué ocurriría? Que nuestro amor humano es “necesitado”, esto significa que puedo amar al otro por “calmar mi necesidad”, lo que en el fondo puede llegar a convertir mi amor en algo egoísta, en el que lo que busco es satisfacerme a mí mismo. Por otra parte, tengo una necesidad natural de absolutizar ese amor, y puedo caer en el error de endiosar a la persona amada, y un amor que sustituye a Dios, es un “amor” demoníaco ¿no?.

Por otra parte, amar a Dios y no amar al prójimo es imposible. No puedo amar a Dios y no amar sus criaturas, aquellas a las que ama por sí mismos, uno por uno. No puedo amar a Dios y no amar a cada uno de los que vino a rescatar dando su vida por amor, uno por uno. Dios se entrega a todos, está en todos. Por tanto, la única forma sana de amar es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como Él me ama a mí.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Julián (novio de Teresa): Teresa, te amo tanto. Te quiero solo para mí. No quiero amar a nadie más que a ti y me gustaría que tú sólo me amases a mí. Que todo tu amor sea para mí.
Teresa: Julián, ese tipo de amor es asfixiante y se ahoga a sí mismo. Se vuelve recalcitrante, rancio y egoísta, no crece, es aburrido. Tenemos que amar también a los demás, juntos, como fruto de nuestro amor. El amor siempre se desborda, siempre da vida, genera vida. Y el amor se contagia alrededor, se enriquece con el entorno. Con el amor que recibimos de otros, enriquecemos el nuestro. El amor siempre aspira a ser más grande, más amplio, aspira a llegar a todos. ¿Lo entiendes?
Julián: Sí. Suena bien, la verdad.
Teresa: Al final, el amor viene de Dios.
Julián: No, a Dios no me lo nombres, que no tiene nada que ver en esto.
Teresa: ¿Qué no? Si es el Creador, si nos creo a su imagen y semejanza es para darnos la posibilidad de amarnos como Él. Por eso, no debemos quedarnos en la imagen y semejanza de Dios, sino que debemos aproximarnos a su manera de amar. Nuestro amor es egoísta, y sólo el amor de Dios nos hace posible amar todo lo que Él ama, a todos los que Él ama y como Él los ama, amarte no por lo que hagas sino por ti mismo. No es que seamos buenos y valiosos, es que el hecho de que Dios nos ame, nos hace buenos y valiosos. ¿No te parece una pasada? Tú ¿Quieres quedarte con tu amor raquítico o prefieres aspirar al amor Grande de Dios?
Julián: Al amor más Grande.
Teresa: Pues ven conmigo y le conocerás.

Madre,

De Dios, tú llevaste el Amor dentro. Transmítenoslo para que le amemos como Tú le amas y amemos como Él nos ama. Amén.

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