No cambia. Comentario para Matrimonios: Mateo 5, 17-19

EVANGELIO

Quien cumpla y enseñe será grande.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

No cambia.

En este Evangelio, el Señor nos hace ver la responsabilidad que tenemos especialmente ante nuestros hijos, pero no sólo ante ellos, sino ante todo nuestro ámbito de influencia. Deberíamos ser imagen de Dios, nuestra comunión debería vivirla a Su imagen, y si no, como decía algún autor un poco más drástico, estamos siendo falsos profetas. Y no le falta razón.
Señor, es mi responsabilidad, recoger primero de ti las verdades, para administrarlas después convenientemente. Tú has venido expresamente a enseñarme, a hacerme comprender una verdad inmutable, que no depende de modas ni de modernidades. El avance del tiempo debe ayudarme a profundizar más en la verdad revelada (iluminados por el Espíritu Santo), no en inventarme una nueva; porque la verdad de lo que hace bien al hombre es una, la conoce el Creador, y esa, no cambia.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Juanjo: Cariño, estuve siguiendo un libro de auto ayuda sobre el matrimonio. Y ¿Sabes qué he aprendido?
Laura: No. ¿Qué?
Juanjo: Que las nuevas teorías no sirven. He descubierto que la esencia del amor no cambia. No cambia la indisolubilidad del matrimonio, no cambia la relación hombre-mujer como base de la familia, no cambia la felicidad como fruto de la santidad, no cambia el sufrimiento como fuente de amor y de redención, no cambia la necesidad de amar a los enemigos, ni la humildad como terreno fecundo, ni la mansedumbre como medio para crecer. No cambia el perdón como sustento del amor, ni el “he venido a servir y no a ser servido”, no cambia que “el que se humilla será ensalzado”, que la única manera de construir la paz es necesario que “al que te quiera quitar la capa dale también la túnica”… Y todo esto son enseñanzas que tengo que vivir como esposo en mi matrimonio, para enseñárselas a nuestros hijos. Así Dios, nos hará grandes en el reino de los cielos.
Laura: Cuánta razón tienes, Juanjo. Mejor que no nos despistemos con otras cosas y nos centremos en lo que nos enseña el Maestro del amor, que es Cristo.

Madre,

Es mucha la responsabilidad, y necesitamos mucho de la ayuda de Dios. Necesitamos ser muy fieles a la oración, a la Eucaristía a tope como podamos, y a nuestro Sacramento matrimonial, para recibir Su gracia. Qué cerca ha querido estar Dios de nosotros. Alabado sea.

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