Las condiciones de Jesús para nuestra vocación. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 9,57-62

Las condiciones de Jesús para nuestra vocación

Jesús, en el Evangelio de hoy nos cuenta el caso de tres personas que se enfrentan ante la vocación y la exigencia que requiere responder.

Jesús advierte la necesidad de no tener apegos para gozar del Reino de Dios aquí. El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
Pero no olvidemos que el acento no lo pone en la exigencia, sino en la recompensa, en el tesoro y su valor: No “vale” para el Reino de Dios.

Es una llamada al Amor, a la santidad, que se concreta en distintas vocaciones específicas, desde el camino de los religiosos, o sacerdotes, hasta el camino del matrimonio. Para todas ellas son válidas estas condiciones que pone el Señor.

La primera condición, es no buscar triunfos llamativos: “Te seguiré a donde vayas”. Cristo detecta en esta frase un interés en beneficiarse de los honores y victorias de un señor triunfador y poderoso. Y quiere dejar clara la primera condición: Mi camino es un camino pobre, lleno de incomodidades, inseguridades y que te desestabiliza constantemente. Así es el camino del cristiano. Pues bien ¿No es así también el camino del matrimonio?: ¿Encuentras comodidades al llegar a casa o en tu trabajo o…? ¿Te sientes seguro por tu dinero, por tu reputación, tranquilo porque tu esposo/a esta ahí y va a seguir estando…? ¿Ves claras tus decisiones o crees que siempre tienes la razón…? Si la respuesta es sí a cualquiera de estas preguntas, a lo mejor tu camino no es el de un cristiano. Si vives envuelto en incomodidades, inseguro de tus medios y capacidades, y constantemente en búsqueda, quizás es que estás siguiendo a Jesús en tu matrimonio y en tu familia.

La segunda condición (no es novedad), es que el primer lugar lo debe tener Dios para todo.

Los muertos, son los que han priorizado las cosas caducas de este mundo, y por tanto si no se convierten, están destinados a morir con ellas. “Deja que los muertos entierren a sus muertos” significa, que no te dejes influenciar por ellos, ni en tu vida, ni en la de tus hijos. Si en su educación les hemos enseñado a priorizar lo caduco porque damos prioridad a sus clases extraescolares o deportes o cumpleaños… frente a su vida de fe y oración, los estaremos sumergiendo en el mundo de los muertos. Tenemos que salirnos de ese mundo, sacarlos a ellos y pasar al mundo de los vivos.

“Tú vete a anunciar el reino de Dios”: Jesús te llama a anunciar su Reino en un Prematrimonial, en un grupo de fe, a tus propios hijos, a un grupo de amigos… Es bello, es extraordinariamente fecundo y es un bien para la familia. ¡Nosotros por su llamada estamos Vivos!

La tercera condición es que los lazos familiares, no sean un impedimento. Es necesario dejar padre y madre. Por una parte, nuestra unión conyugal, requiere de un tipo de relación diferente a la paterno-filial. Por otra, es necesario abandonar nuestras familias de origen (sin faltar al cuarto mandamiento), para poder construir nuestro propio hogar. La familia que formamos pasa a ser nuestra prioridad.

Tampoco nuestra familia debe ser un impedimento, sino al contrario, será una ayuda para salir de nosotros mismos, para descentrarnos. Vivir en ella como el Señor lo hizo. Eso sí, no caer en el activismo y que las tareas del hogar y la dedicación a nuestros hijos, impidan seguir construyendo nuestra unión en el matrimonio ni tampoco nuestra unión con Dios. Debe haber un tiempo reservado exclusivamente para ello.

Por último, el que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el Reino de Dios. El que después de haber dejado la vida de soltero, sigue viviendo en algún sentido como si lo fuese, o añora su vida anterior, ese no vale para disfrutar de una comunión en el matrimonio. Nunca entenderá el verdadero valor de la unión de los esposos.

San Juan Pablo II:
Queridas familias, hoy tenemos una singular confirmación de que el camino de santidad realizado juntos, como pareja, es posible, es bello, es extraordinariamente fecundo y es fundamental para el bien de la familia, de la Iglesia y de la sociedad». (Juan Pablo II, discurso de beatificación de Luigi y Maria Beltrame)

Dada la proximidad al sínodo de la familia, rezaremos diariamente con la oración que propone el Papa por los frutos de este acontecimiento:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

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