La plenitud de la belleza interior. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 18, 35-43

EVANGELIO

«¿Qué quieres que haga por ti?» «Señor, que recobre la vista».
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 35-43

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna.
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:
«Pasa Jesús Nazareno».
Entonces empezó a gritar:
«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
«¿Qué quieres que haga por ti?».
Él dijo:
«Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo:
«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

Palabra del Señor.

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Plenitud de la belleza interior.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

También en nuestro matrimonio podemos estar ciegos y andar pidiendo limosnas afectivas: Que me comprenda, que tenga detalles conmigo… Dejando de lado el deseo de amar como Cristo.

También los esposos tenemos cegueras. Te pido Señor que tengas compasión de mí. Y entonces, escucho a Cristo decirme:

(Aterrizado a la vida matrimonial)

EL Señor: ¿Qué quieres que haga por ti?
Yo: No sé qué pedir. La verdad es que, no sé qué es lo mejor para mí, así que te pediré lo que nos enseñaste en el Padrenuestro: Que se haga tu voluntad.
El Señor: Así sea.
Yo: ¡Señor! ¡Qué pasada! ¿Qué has hecho con mi esposo? Es maravilloso ¡qué belleza interior!, qué buenos sentimientos tiene, qué afán de superarse y ser mejor, qué necesidad tiene de vivir una comunión conmigo…
El Señor: A él/ella no le he cambiado en absoluto. Solamente te he limpiado la mirada, que la tenías llena de prejuicios, rencores, orgullos y vanaglorias.
Yo: No me lo puedo creer. Cómo podía quejarme tanto de él/ella. Si resulta que soy súper feliz con él/ella. Si es perfecto para mí… ¡Gracias Señor! Por tan gran don.

Madre,

Pídele al Señor que recobremos la vista. Gracias por mi esposo, por nuestra vida conyugal, por la belleza de nuestra vocación. Gracias Señor por este retiro de matrimonios, en el que has sanado a muchos matrimonios o les has enamorado de su vocación. Hemos visto muchos milagros ¡Impresionante!. Amén.

Nota: Muchas gracias a todos los que nos habéis tenido en cuenta en vuestras oraciones. Que Dios os bendiga.

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