Humildad y obediencia para sanar. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 7, 1-10

EVANGELIO

Ni en Israel he encontrado tanta fe.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 1-10

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de exponer todas sus enseñanzas al pueblo, entró en Cafarnaún.
Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, el centurión le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente:
«Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga».
Jesús se puso en camino con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle:
«Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque también yo soy un hombre sometido a una autoridad y con soldados a mis órdenes; y le digo a uno: «Ve», y va; al otro: «Ven», y viene; y a mi criado: «Haz esto», y lo hace».
Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo:
«Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe».
Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

Palabra del Señor.

Notas: 1. ANUNCIO: El próximo 23 de septiembre a las 20h, Proyecto Amor Conyugal realizará un anuncio  sobre “La verdad y la belleza del matrimonio”, en Madrid: Parroquia de Nuestra Señora de la Moraleja. Calle del Nardo, 44, 28109 Alcobendas.

2. RETIRO: Os invitamos a vivir la experiencia de un RETIRO PARA MATRIMONIOS en Málaga, los días 17, 18 y 19 de noviembre. En esos días nos adentraremos en La Verdad del Matrimonio y la Alegría del Amor.

Para más información, pincha aquí: http://wp.me/p6AdRz-ru
Para inscripciones, pincha aquí: https://goo.gl/forms/jpzZ1v8b6OxzQfUI2

Será un antes y un después en tu matrimonio (Muchos lo dicen). ¡Os esperamos con mucha ilusión!

Humildad y obediencia para sanar.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El Evangelio de hoy nos muestra la fe de un hombre y el poder de la fe.

Santa Teresa de Calcuta, decía: «El fruto del silencio es la oración; el fruto de la oración es la fe; el fruto de la fe es el amor; el fruto del amor es el servicio; y el fruto del servicio es la paz» Por tanto, empecemos por presentarnos en silencio ante el Señor invocándole: ¡Ven, Señor Jesús!

Además de la fe, hay otra actitud a remarcar en el Centurión: La humildad. No se consideraba digno, porque efectivamente no lo era. Pero llama aún más la atención la humildad del Señor, que siendo quien es, siempre responde.
Por último encontramos otra virtud en el romano, que era su caridad que le lleva a interceder por su criado, lo cual no era nada común.

La conclusión para nuestro matrimonio, podría ser: Si Jesús se somete a los hombres por amor ¿No me voy yo a someter a mi esposo por amor?. ¿No será esta actitud de sometimiento voluntario el camino que el Señor me marca?. Manso y humilde… Aprendemos hoy que la fe y el amor van siempre de la mano de la obediencia.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Rosa: Señor, mi esposo no acaba de salir de su egoísmo. Tiene muchas faltas de caridad hacia mí hacia nuestros hijos. Te pido por él, Señor. Yo te ofrezco no quejarme, no repetírselo porque ya está cansado de que se lo diga, pero no lo ve. Te ofrezco mi silencio por él, Señor.
Antonio: Señor, mi esposa sigue teniendo muy poca paciencia, y me regaña constantemente a mí y a nuestros hijos. Te pido Señor por ella. Yo me ofrezco a estar más pendiente de ella y pensar más en sus necesidades que en las mías. Te ofrezco mi servicio por ella, Señor.
Rosa y Antonio: Amén.
Rosa: Gracias por pedir por mí, y por tu ofrenda. Tengo mucho que mejorar.
Antonio: Y yo. Gracias también a ti. Te amo.

Madre,

Me falta alegría, porque le sigo exigiendo mucho a mi esposo en ese estar “amenazados por una necesidad insaciable de comunión” para la que hemos sido creados, como decía San Juan Pablo II. Algo que no está aún construido del todo y que no hay que quejarse porque no lo esté, sino seguir trabajando para que continúe creciendo. Señor, no soy digno de esta misión que me habéis encomendado, pero una palabra Tuya, bastará para sanar nuestra unión y que se haga posible. Alabado seas por siempre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *