Un Dios demasiado terrenal. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 4, 24-30

EVANGELIO

Jesús, al igual que Elías y Elíseo, no fue enviado solo a los judíos
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 24-30

Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Palabra del Señor.

Nota: Próximas misiones

  • Anuncio en Pamplona: Domingo 11 de marzo a las 13h en la Parroquia de San Fermín.
  • Anuncio en Madrid: 6 de abril a las 21:15 Parroquia San Josemaría (Aravaca)
  • 1ª catequesis en Sevilla: Para nuevos grupos. Día 13 de abril, a última hora de la tarde. Parroquia San Juan Pablo II
  • Anuncio en Mallorca: 20 y 21 de abril de 20 a 21 horas.
  • Retiro en Sevilla: 4 de mayo (a las 18;30) al 6 de mayo (a las 17:30). Casa de Betania C/ Mayor s/n SAN JUAN DE AZNALFARACHE Sevilla. (No se ha abierto aún la convocatoria. Os mantendremos informados).
  • Retiro en Madrid: 8, 9 y 10 de junio.
  • Retiro en Córdoba: 29 y 30 de junio y 1 de julio.

Un Dios demasiado terrenal.

El motivo por el que no creyeron en Jesús, es porque tenían una visión de Él demasiado terrenal. Parece que para que tengamos fe en la mediación de otras personas, necesitamos que vengan de fuera o de muy lejos, o verlas muy santas desde nuestro punto de vista raquítico. Como lo vemos normal, nos parece que no puede ser mediación de algo sobrenatural. Digamos que nos cuesta ver a Dios en lo ordinario.

Pero lo cierto es que nuestro matrimonio es sagrado, lo cierto es que nuestro esposo es ministro de la gracia de Dios para mí, lo cierto es que mi esposo es la ayuda adecuada que Dios ha puesto para que lleguemos juntos a Él, y como le veo fallos, y como veo pecados en él/ella, no lo recibo así. La consecuencia es que Dios no puede hacer milagros si no creemos en las mediaciones que nos pone.

Por el contrario, tenemos que intentar ver a Dios en todo y en todos, porque Dios intenta hablarme especialmente a través de mi esposo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Paco: Lucía, no entiendo por qué no quieres rezar conmigo. Nos han dicho que la oración en el matrimonio es necesaria.
Lucía: Paco, te veo rezar mucho, pero luego, tu vida no es coherente con tanta oración. Estoy un poco cansada de tanta hipocresía. No veo que tu oración valga para nada, la verdad y además, le estoy cogiendo manía a tu mundo espiritualizado y poco encarnado.
Paco: Perdona, pero tú no eres mejor que yo. Tienes un carácter fuerte, poca paciencia, estás tensa, estás a la que salta…
(Paco reza y recibe el siguiente mensaje en la oración)
Dios: Paco ¿Por qué te resistes al mensaje que te quiero transmitir a través de tu mujer? Es verdad que rezas mucho, de boquilla, pero luego te esfuerzas poco por hacer feliz a tu mujer. Trátala como si fuese yo, porque como la trates a ella, a mí me tratas.
(Paco escuchó la voz del Señor a través de Lucía)
Paco: Lucía, siéntate aquí conmigo. Te veo inquieta, no estás a gusto conmigo. Me gustaría saber por qué y cómo puedo ayudar.
Lucía: Paco, me siento sola, confundida… (Y sigue explicándole…)
Paco: Te comprendo, Lucía. Sientes que te exijo mucho, te exijo la perfección y tú necesitas sentir que te quiero tal como eres. Necesitas estar relajada a mi lado sin preocuparte de si te estaré juzgando… Perdona, Lucía. Que sepas que me gustas así, con tus carencias también. Te amo tal como eres, y voy a demostrártelo.
Lucía: Ahora sí me siento con fuerzas de intentar rezar contigo. ¿Me ayudas?

Madre,

Reina de la familia, ruega por nosotros. Madre de los esposos, ruega por nosotros.

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