Destino la Gloria. Comentario para Matrimonios: Juan 16, 16-20

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

 

EVANGELIO

 

Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver».
Comentaron entonces algunos discípulos:
«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?»
Y se preguntaban:
«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».

Palabra del Señor.

 

Destino la Gloria.

La vida es como un embudo. Si entramos por la puerta ancha, esa que es la fácil y la cómoda, esa por la que no tengo que renunciar a nada, a medida que pase el tiempo se me irá estrechando, estrechando… hasta llegar a un callejón sin salida, donde solo hay oscuridad y un sinsentido.
Si nos esforzamos por entrar por la puerta estrecha que es el camino de Jesús, la vida se nos irá abriendo, ensanchando, embelleciendo… Empezaremos sufriendo más que otros por esas renuncias necesarias para construir una comunión, pero según avanzamos empezaremos a vivir entre nosotros el reino de Dios en la Tierra, cada vez más maravilloso, lo que no podíamos ni soñar. Nuestra tristeza se tornará en alegría, y ¡cuánta alegría!

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alfredo: Ha sido duro el camino, Teresa. Hemos tenido que pasar por muchas pruebas para llegar hasta aquí. Pero ha merecido la pena ¿verdad?
Teresa: Es verdad, Alfredo. Fue duro renunciar a aquella telenovela, renunciar a la prensa del corazón, a esa dependencia que tenía de mi madre, a la venganza en esos momentos en que me sentía ofendida por ti. Tantos esfuerzos por rezar juntos a diario, por ir a Misa a diario… Por renunciar a mi mal genio… Pero me encanta estar contigo ahora.
Alfredo: Yo también tuve que renunciar a mi mal genio, a que aparcases a tu manera aunque arañaras el coche de vez en cuando, a mis manías, a mi necesidad de que me dieras la razón… Pero ahora me encantas y me encanta estar contigo.

Madre,

Damos gracias a Dios por Su plan para nosotros, un plan que acaba en participar de Su gloria.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *