De Cristo en la tierra. Comentario para Matrimonios: Lucas 24, 46-53

EVANGELIO

Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo.
Conclusión del santo Evangelio según san Lucas 24, 46-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que vino de lo alto».
Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

Palabra del Señor.


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De Cristo en la tierra.

La Santísima Humanidad de Cristo, asciende al Padre. Nos invade una extraña sensación de tristeza y alegría a la vez. Tristeza porque como humanos, necesitamos que nuestra mirada se cruce con la de Jesús, tocarle, abrazarle, escuchar su voz realmente, contemplar los gestos de amor en su rostro… y no es posible. Y alegría, porque se queda en la Santa Eucaristía y nos envía Su Espíritu.
Pero qué importante es para nosotros amar en la carne ¿verdad? Sin embargo, muchas veces tendemos a “espiritualizar” el amor y nos olvidamos de “encarnarlo” en nuestro esposo. Tan importante es el amor encarnado, que el mismo Dios se hizo carne para amarnos con un cuerpo y redimirnos entregando, precisamente, Su Cuerpo. ¿Por qué nos empeñamos en esa especie de amor etéreo a Dios, como si pudiese existir separado de nuestro amor carnal a nuestro esposo?
161. “Mientras la virginidad es un signo «escatológico» de Cristo resucitado, el matrimonio es un signo «histórico» para los que caminamos en la tierra, un signo del Cristo terreno que aceptó unirse a nosotros y se entregó hasta darnos su sangre.” (Papa Francisco Amoris Laetitia)
Cuando el Señor asciende a los cielos, los responsables de ser signos suyos en la tierra de esa entrega de Su cuerpo y de Su sangre, somos los esposos. Si vivimos nuestro amor terrenal, ese amor que nos hace una sola carne, estaremos siendo Sus testigos.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alicia: Cómo me gustaría poder abrazar a Cristo.
Director espiritual: Puedes hacerlo.
Juanjo: Ya, te refieres en la Eucaristía. Pero no es lo mismo. Yo entiendo lo que dice Alicia. Somos de carne y hueso, y necesitamos esa relación carnal con aquellos a quien queremos.
Director espiritual: Abrazaos.
Alicia: ¿Nosotros?
Director espiritual: Sí, vosotros. Abrazaos.
(Se abrazan)
Director espiritual: En este momento estáis abrazando a Cristo. Vivid así vuestro abrazo, esto es posible por vuestro Sacramento. Sois signos de Cristo en la Tierra. En vuestro abrazo se hace Él presente en el mundo. ¡Abrazaos! ¡Abrazaos mucho!
Alicia: Ahora entiendo. Eso justo que echamos de menos de Jesús, una vez ascendido a los cielos, es lo que tengo que experimentar con mi esposo, y así, mi experiencia de Cristo será completa.
Juanjo: A partir de ahora, aprovecharemos toda la potencia de esta carne que nos dio el Padre y cuya dignidad ha elevado Cristo a la categoría de dioses.

Madre,

Tú sabes muy bien cómo se encarna el Hijo de Dios, porque fuiste mediadora de la unión en Cristo de la divinidad de Dios y la humanidad del hombre. Acoge nuestro matrimonio en Tu seno para que, revestidos de la fuerza de lo alto, se manifieste en nuestra relación conyugal, el Espíritu de Dios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Un comentario en “De Cristo en la tierra. Comentario para Matrimonios: Lucas 24, 46-53

  1. José y Elvira

    Cristo vino por voluntad del Padre Dios y generosidad de María Virgen. Tomó carne humana para enseñarnos que se ama también con nuestro cuerpo.
    Cumplida su misión se marchó dejándonos dos regalos muy valiosos: su cuerpo, sangre, alma y divinidad y el envío de Dios Espíritu Santo.
    Son regalos que el matrimonio cristiano debe tener en cuenta para fortalecer su fe y entrega mutua. Para sacrificar su convivencia y entrega matrimonial.
    Virgen María, Madre Ntra. Ayúdanos a comprender estos designios de tu Hijo Dios y ser consecuentes con ellos.

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