Cuando menos se lo merece. Comentario para Matrimonios: Marcos 3, 13-19

EVANGELIO

Llamó a los que quiso para que se estuvieran con él.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que él quiso y se fueron con él.
E instituyo doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:
Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y Juan, el hermano de Santiago, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.

Palabra del Señor.

 

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Cuando menos se lo merece.

El Señor ora antes de elegir a los que quiso que estuvieran con Él. ¿Los elige porque se lo merecen? No, porque quiso. El Señor reza, se une con el Padre y con el Espíritu Santo en oración, para elegirme a mí, para mi vocación y para mi esposo, y a mi esposo para mí. Y nos da autoridad para expulsar demonios. Nos da autoridad para sanarnos mutuamente, para superar las dificultades de la vida. Y esto nos lo tenemos que creer firmemente.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Rosa: (Piensa: Hay que ver, qué racha llevamos. Yo no puedo con esto. Es demasiado para mí.)
Ramón: (Piensa: No veas la cara que lleva hoy. ¿Qué mosca le habrá picado? Seguro que recibo… ¡No! En realidad esto no funciona así. Mi esposa la ha creado Dios para mí, y me ha dado poder para expulsar demonios, así que es el momento de quererla. Cuando menos se lo merece es cuando más me necesita. Es el momento de ayudarla a salir de su dificultad. Así que a por ello, que me necesita.) ¡Hola cariño! (con una sonrisa tierna) ¿Qué te pasa a ti, bonita mía? Te veo tristoncilla…
Rosa: (Piensa: ¡Uy! Si está haciendo un esfuerzo por animarme. ¡Qué bonito es! La verdad es que no me lo merezco. Está claro que Dios lo ha elegido para mí y que sólo él puede sacarme de estas crisis que me dan. Tengo que hacer un esfuerzo para que sienta lo mucho que le agradezco su actitud y su interés por mí. Dios me ha dado poder para echar demonios.)
Ramón: Venga, ¿qué te pasa? Cuéntamelo, yo te cuido.
Rosa: Muchas gracias, Ramón. Te necesito mucho. Sólo tú te das cuenta cuando estoy triste. Sólo tú me sabes animar así. Tengo muchas ganas de contarte lo que me pasa. Sólo me apetece contártelo a ti.
(Y los demonios huyeron despavoridos, y el Espíritu alimentó las almas de Rosa y Ramón.)

Madre,

El Señor no se ha equivocado cuando nos ha unido. Debe dolerle mucho cada vez que dudamos de su decisión o cada vez que renegamos de nuestra vocación de esposos, o nos burlamos de ella. Cuando escucho a alguien hablar de su matrimonio en tono burlesco, me duele casi tanto como si se burlasen de Dios. El matrimonio es sagrado, es un camino de santidad, y es el camino que Dios ha elegido para mí. Alabado sea el Señor por darme esta vocación tan grande y tan hermosa. Amén.

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