Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 9, 14-17

El sufrimiento en el matrimonio.

 

“Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.” Se han llevado a Dios de nuestro mundo, y toca ayunar.

 

(Textos extraídos del libro Llamados al Amor de Carl A. Anderson y José Granados)

El hombre no vive de acuerdo con la lógica del don (que veíamos ayer), sino que está sujeto a otra lógica, la del dominio posesivo, que le aísla en una soledad autosuficiente.

En vez de escuchar en su cuerpo el lenguaje del don, el hombre caído abusa del cuerpo como “terreno de apropiación” de la otra persona. Y como esta lógica está ahora tatuada en el cuerpo del hombre, todo el que quiera amar debe estar dispuesto a  experimentar una ruptura interna, un sufrimiento.

 

Por otro lado, el sufrimiento comunica su propio mensaje: tiene una capacidad singular para revelar el amor. Karol Wojtyla: “Del sufrimiento nace la Nueva Alianza”. Esta conexión misteriosa entre el sufrimiento y el amor es la llave para recuperar la vocación originaria del hombre. Según San Juan Pablo II, es  Dios, en último término, a quien se plantea estos interrogantes. Por tanto, el sufrimiento es un testigo de la soledad originaria del hombre ante Dios. El hombre aprende en el dolor su relación con la trascendencia. El sufrimiento nos lleva a Dios.

 

Además, el dolor nos ayuda a recuperar también la unidad originaria, la comunión entre los hombres. A la vista del sufrimiento de los demás, somos movidos por la compasión y se nos invita así a participar de algún modo en su dolor. San Juan Pablo II habla de un “mundo de sufrimiento” que es una forma de compartir una experiencia profunda con otros. -.El sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor, para hacer nacer obras de amor al prójimo, para transformar toda la civilización humana en “civilización del amor”.- (SD 30). Este amor es la respuesta de Dios, el testimonio de que Dios no ha dejado al hombre solo.

 

El dolor, que nos permite redescubrir el amor, puede ahora ser visto como una bendición. El dolor es el primer paso para superar el pecado.

 

Cristo cumple la voluntad del Padre como su Hijo cuando se entrega por la salvación del mundo como Esposo de la Iglesia: “Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla… este mandato he recibido de mi Padre. (Jn 10,17s).

Cristo Hijo y Esposo, revela y plenifica, en su acción corporal, la soledad y unidad originarias, el amor al Padre y la comunión con sus hermanos.

 

Así vive Cristo Esposo el sufrimiento. Con razón, el mundo de hoy, gobernado por el príncipe de este mundo, rechaza el sufrimiento de plano.

¿Vivo así el sufrimiento en mi matrimonio? ¿Cumplo la voluntad del Padre?.

 

Oramos con el Salmo: Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón.»

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