Comentario del Evangelio para Matrimonios: Jn 6, 35-40

A Dios le vemos en Cristo. ¡Gracias Señor, por revelárnoslo!

Cristo no da el pan, sino que Cristo se hace pan. Si nos diese todo lo que pedimos, el pan de la tierra, se ganaría el favor de todos. Pero Él se hace pan, para que nos lo comamos. Pequeño, sencillo, vulnerable. Qué gran lección para nuestro matrimonio.

Dejemos que Dios, a través de Cristo, nos enseñe a amar. Dejemos que nos busque, nos atraiga hacia sí, porque no quiere que se pierda ni uno solo, porque como decía San Agustín, “Nos hiciste para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.

Te pedimos Madre que nos lleves a Él para que creamos de verdad, colaborando con Él para no perdernos y que no se pierda ninguno de los que nos ha dado: Primero nuestro esposo (en genérico), después nuestros hijos.

No basta con asistir a la Eucaristía. Como dice San Agustín “¿Cuántos hay que reciben este pan del altar, y mueren a pesar de ello?” No basta con eso. Tenemos que luchar por vivir nuestra vocación, nuestra entrega. Que no se pierda en nuestro matrimonio la esperanza del construir una verdadera comunión, de no vivirlo a imagen de Cristo. Que no perdamos el don del tiempo que Dios nos ha dado malgastándolo en lo caduco.

Amén

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