Catequesis SJPII 5-9-79 Diálogo con Jesucristo sobre los fundamentos del matrimonio

Proyecto Amor Conyugal

JUAN PABLO II: AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 5 de septiembre de 1979

Diálogo con Jesucristo sobre los fundamentos del matrimonio

Invocamos al Espíritu Santo.

SAGRADA BIBLIA:

Alguien lee en voz alta, de forma pausada y con claridad Mt 19, 3 ss; ó Mc 10, 2 ss

EXPLICACIÓN DEL TEXTO:

San Juan Pablo II comienza analizando el texto de Mt 19, 3 ss; cf. Mc 10, 2 ss en que los fariseos preguntan al Señor sobre los casos en que se permite el repudio a sus mujeres.

Cristo no entra en esa casuística, sino que se remite al principio descrito en el Génesis, como el texto donde se revela la voluntad de Dios en la creación del matrimonio. Para ello cita Génesis 1, 27 donde habla de la creación del ser humano como hombre y mujer, y conecta con Génesis 2, 24 «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre; y se unirá a su mujer; y vendrán a ser los dos una sola carne».

A estas palabras del Génesis, Cristo les da un significado normativo, porque podría parecer un texto algo alegórico tal como se expresa. Para reafirmar este carácter normativo, añade: «De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre».

Ese «no lo separe» es determinante. Es donde Cristo expresa el principio de la unidad y la indisolubilidad del matrimonio como Palabra de Dios expresada en la revelación más antigua.

Cristo confirma una ley eterna formulada y establecida por Dios desde la creación. En cualquier caso, esta doble referencia de Cristo al “principio” induce a sus interlocutores a reflexionar sobre cómo Dios creó al hombre y mujer tal como aparece reflejado en el Génesis, para entender las leyes inscritas en el matrimonio.

Y eso es válido también hoy para nosotros como interlocutores de Cristo a los que anima a adentrarse en esta revelación.

EL MENSAJE DE ESTA CATEQUESIS:

El matrimonio es un don nacido del corazón de Dios.

Cristo nos propone que no centremos nuestra atención en las consecuencias de los problemas del matrimonio, sino que nos vayamos al origen, al mismo Corazón de Dios que es su Creador, para descubrir la verdad del matrimonio y a qué está llamado. De ahí sacaremos respuestas sobre las leyes específicas que rigen nuestro matrimonio, sobre el porqué de todo lo que nos ocurre y por tanto qué debemos hacer.

 

ORACIÓN CONYUGAL:

Los esposos juntos, recordamos las palabras de Jesús: “DONDE DOS O TRES ESTÁN REUNIDOS EN MI NOMBRE, ALLÍ ESTOY YO EN MEDIO DE ELLOS” (MT 18,20)

Por eso Señor, queremos encontrarnos contigo en este momento, esperando tener la docilidad de corazón para no convertir esta oración en un interrogatorio, en exigencias, en quejas o para pedirte lo que creo necesitar. ¡Ven Espíritu Santo muéstrame la verdad, la belleza de tu plan, tu voluntad!

YO DIALOGO CON CRISTO A SOLAS:

Hoy tú eres uno de los interlocutores que le preguntas a Jesús:

Tengo este motivo……… que me hiere de mi esposo y me distancia de él/ella ¿Me es lícito Jesús?

Jesús me dice:

Querido hijo, tu matrimonio es un don que nació de mi Corazón y no del corazón del hombre, no de tu corazón, de como tú crees que deberían ser las cosas… Yo te iré mostrando la verdad, ahora confía en mí y piensa en todo lo bello y bueno que hay en él, porque lo hay, y huye de lo malo y lo oscuro, que no viene de mí. Cree en mí.

Piensa en lo que conmigo puede llegar a ser vuestro matrimonio y escríbelo:

………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….

 

Diálogo con Cristo entre los esposos:

Nuestro matrimonio tiene un valor único y precioso a los ojos de Dios.

¿Por qué crees que para Dios el matrimonio no se puede romper bajo ningún concepto?

Compartir entre vosotros y con Dios, esa belleza, esa esperanza que te ha dicho en tu corazón, que te gustaría que tu matrimonio llegase a ser:

Danos la gracia Señor, de valorarlo y el don que es mi esposo/a para mí y nuestros hijos.

Te damos gracias por la luz que nos has mostrado, Te pedimos ayuda para hacer tu voluntad en tu Proyecto de Amor sobre nosotros.

 

MIRAMOS NUESTRA VIDA Y DIALOGAMOS ENTRE EL GRUPO:

Sabemos que no es fácil el matrimonio, la sociedad nos propone modelos que nada tienen que ver con el matrimonio como Dios lo creó y lo quiere. Lejos de ayudarnos a vivir nuestra vocación al amor como una respuesta a Dios exigente pero hermosa, como un proyecto ilusionante, la mentira interpretarlo como una relación exclusivamente humana hace que, ante las dificultades de la vida, nos lo planteemos como algo imposible de vivir.

La catequesis de hoy nos abre una ventana de esperanza muy ilusionante, nos sugiere que al referirse Cristo al Principio, se refiere a nuestro origen, a nuestra verdad, lo que hay inscrito en la base de nuestra relación, un “modelo” a seguir, la alegría de que Él puede hacer nuestro amor hermoso y nuevo, y con esta reunión nos invita a ello.

¿Por qué crees que el matrimonio es tan importante para Dios?

Para ti ¿Qué es el matrimonio? ¿Es importante? ¿Por qué?

El matrimonio cristiano, no es sólo una convivencia entre un hombre y una mujer que se quieren. Es mucho más. Es un sacramento, es decir, algo sagrado y querido por Dios. Según el Papa Francisco, es lo más hermoso que Dios ha creado.

¿Por qué crees que es importante seguir las leyes de Dios? ¿Qué consecuencias tiene el no vivirlas?

¿Qué crees que nos propondría hoy Jesús ante la naturalidad con la que se viven las separaciones y los divorcios?

 

PROPÓSITO PERSONAL Y CONYUGAL:

Algunas sugerencias:

Rezar juntos en clave conyugal

Contemplar tres cosas bellas de nuestro matrimonio cada día y escribirlas por la noche.

 

Oración:

Leen los coordinadores:

Aquí estamos Señor, en tu presencia, con nuestras limitaciones, pero con el deseo de hacer tu voluntad. Te damos gracias por elegirnos para mostrarnos de la mano de María Santísima, tu Proyecto de Amor Conyugal para nosotros.

Por intercesión de San Juan Pablo II, abre nuestro corazón endurecido por el mundo y limpia nuestra mirada, para ver a nuestro esposo con Tus ojos divinos y amarle en nuestros fracasos y éxitos. Socórrenos en la hermosa misión que nos has encomendado, de ser Imagen de Vuestra comunión Trinitaria ante nuestros hijos y ante el resto del mundo.

Te pedimos también por el amor y la fidelidad en todos los matrimonios, especialmente aquellos que pasan por momentos de sufrimiento o dificultad.

Derrama tu gracia y tu bendición sobre nuestras familias y bendice también al Santo Padre, a nuestro obispo y a nuestro párroco ___________ para que sepan orientarnos en nuestro camino hacia la Caridad Conyugal.

Unidos a José y María, te lo pedimos a ti, Dios Padre, por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, en la unidad del Espíritu Santo. Amén

 

Leen todos:

¡Bendito seas tú, Dios de nuestros padres, y bendito sea tu Nombre por todos los siglos de los siglos! Que te bendigan los cielos, y tu creación entera, por los siglos todos.

Tú creaste a Adán, y para él creaste a Eva, su mujer, para sostén y ayuda, y para que de ambos proviniera la raza de los hombres. Tú mismo dijiste: No es bueno que el hombre esté solo; hagámosle una ayuda semejante a él.

Yo no tomo a este mi hermano con deseo impuro, mas con recta intención. Ten piedad de nosotros para que podamos llegar juntos a nuestra ancianidad. Amén. (Cfr. Tob 8, 5-7)

 

 

Copia íntegra de la catequesis de JPII

JUAN PABLO II

AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 5 de septiembre de 1979

Diálogo con Jesucristo
sobre los fundamentos del matrimonio

  1. Desde hace algún tiempo están en curso los preparativos para la próxima Asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en Roma en el otoño del próximo año. El tema del Sínodo: «De muneribus familiae christianae (Misión de la familia cristiana»), concentra nuestra atención sobre esta comunidad de vida humana y cristiana, que desde el principio es fundamental. Precisamente de esta expresión, «desde el principio», se sirvió el Señor Jesús en el coloquio sobre el matrimonio, referido en el Evangelio de San Mateo y en el de San Marcos. Queremos preguntarnos qué significa esta palabra: «principio». Queremos además aclarar por qué Cristo se remite al «principio» precisamente en esta circunstancia, y, por tanto, nos proponemos un análisis más preciso del correspondiente texto de la Sagrada Escritura.
  2. Jesucristo se refirió dos veces al «principio» durante la conversación con los fariseos, que le presentaban la cuestión sobre la indisolubilidad del matrimonio. La conversación se desarrolló del modo siguiente:

«… Se le acercaron unos fariseos con propósito de tentarle y le preguntaron: ¿Es lícito repudiar a la mujer por cualquier causa? El respondió: ¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo varón y hembra? Y dijo: Por eso dejará el hombre al padre y a la madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre. Ellos le replicaron: Entonces, ¿cómo es que Moisés ordenó dar libelo de divorcio al repudiar? Díjoles El: Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no fue así» (Mt 19, 3 ss; cf. Mc 10, 2 ss).

Cristo no acepta la discusión al nivel en que sus interlocutores tratan de introducirla; en cierto sentido, no aprueba la dimensión que ellos han intentado dar al problema. Evita enzarzarse en las controversias jurídico-casuísticas; y, en cambio, se remite dos veces al principio». Procediendo así, hace clara referencia a las palabras correspondientes del libro del Génesis, que también sus interlocutores sabían de memoria. De esas palabras de la revelación más antigua, Cristo saca la conclusión y se cierra la conversación.

  1. «Principio» significa, pues, aquello de que habla el libro del Génesis. Por tanto, Cristo cita al Génesis 1, 27 en forma resumida: «Al principio, el Creador los hizo varón y hembra«, mientras que el pasaje original completo dice así textualmente: «Creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó varón y hembra». A continuación, el Maestro se remite al Génesis 2, 24: «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer; y vendrán a ser los dos una sola carne«. Citando estas palabras casi «in extenso», por completo, Cristo les da un significado normativo todavía más explícito (dado que podría ser hipotético que en el libro del Génesis sonaran como afirmaciones de hecho «dejará… se unirá… vendrán a ser una sola carne»). El significado normativo es admisible en cuanto que Cristo no se limita sólo a la cita misma, sino que añade: «De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre«. Ese «no lo separe» es determinante. A la luz de esta palabra de Cristo, el Génesis 2, 24 enuncia el principio de la unidad e indisolubilidad del matrimonio como el contenido mismo de la Palabra de Dios, expresada en la revelación más antigua.
  2. Al llegar a este punto, se podría sostener que el problema está concluido, que las palabras de Jesús confirman la ley eterna formulada e instituida por Dios desde el «principio», como la creación del hombre. Incluso podría parecer que el Maestro, al confirmar esta ley primordial del Creador, no hace más que establecer exclusivamente su propio sentido normativo, remitiéndose a la autoridad misma del primer Legislador. Sin embargo, esa expresión significativa: «desde el principio», repetida dos veces, induce claramente a los interlocutores a reflexionar sobre el modo en que Dios ha plasmado al hombre en el misterio de la creación, como «varón y hembra», para entender correctamente el sentido normativo de las palabras del Génesis. Y esto es tan válido para los interlocutores de hoy, como lo fue para los de entonces. Por lo tanto, en el estudio presente, considerando todo esto, debemos meternos precisamente en la actitud de los interlocutores actuales de Cristo.
  3. Durante las sucesivas reflexiones de los miércoles, en las audiencias generales, como interlocutores actuales de Cristo, intentaremos detenernos más largamente sobre las palabras de San Mateo (19, 3 y ss.). Para responder a la indicación que Cristo ha encerrado en ellas, trataremos de penetrar en ese «principio» al que se refirió de modo tan significativo, y así seguiremos de lejos el gran trabajo que sobre este tema precisamente emprenden ahora los participantes en el próximo Sínodo de los Obispos. Junto con ellos toman parte numerosos grupos de Pastores y de laicos que se sienten particularmente responsables de la misión que Cristo propone al matrimonio y a la familia cristiana: la misión que Él ha propuesto siempre y propone también en nuestra época, en el mundo contemporáneo.

El ciclo de reflexiones que comenzamos hoy, con intención de continuarlo durante los sucesivos encuentros de los miércoles, tiene como finalidad, entre otras cosas, acompañar, de lejos por así decirlo, los trabajos preparativos al Sínodo, pero no tocando directamente su tema, sino dirigiendo la atención a las raíces profundas de las que brota este tema.

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