En casa de los Domínguez. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 12, 39-48

EVANGELIO

Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 39-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le dijo:
«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».
El Señor dijo:
«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: «Mi señor tarda en llegar», y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más se le pedirá».

Palabra del Señor.

Nota: 1. Anuncio en Fuengirola: Proyecto Amor Conyugal realizará un anuncio sobre “la Belleza y la Verdad del matrimonio” en Fuengirola, en la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen el próximo día 28 de octubre a las 20h en los salones parroquiales. Hablaremos también de los itinerarios para matrimonios y presentaremos el retiro del 17 de noviembre.

2. Retiro para matrimonios en Málaga: Para apuntarse en lista de espera (Suele haber un % de bajas): https://goo.gl/forms/jpzZ1v8b6OxzQfUI2

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En casa de los Domínguez.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Todos somos esclavos ¿A qué señor elijo? Porque sólo hay Uno, y sin no le obedezco a Él, recibiré muchos azotes, y esto es palabra de Dios, para el que se quiera imaginar a un Dios bonachón, con unas tragaderas tremendas, con quien todo vale. Así, es normal que vayamos relajados por la vida, pero eso es contrario al mensaje de Cristo que nos pide que nos esforcemos, que seamos fieles, que estemos alerta… porque habrá consecuencias.

A mí, Señor, me has dado mucho, y sé que me pedirás más. Voy a seguir esforzándome para no defraudarte. Sé que me darás todo lo que necesito para llegar a ti.

Aterrizado a la vida matrimonial:

(En casa de los Sánchez)
Marisa (La madre): Familia, es la hora de rezar.
Andrés (El padre): ¡Venga ya! Es tardísimo.
Marisa: Pues lo siento. La culpa es tuya. Has llegado tarde, y vamos tarde. Es lo que tiene… ¡Niños! O venís ahora mismo o me voy a hacer mis cosas, que tengo mucho que preparar todavía para mañana.
Niños: Mamá, por favor, qué rollo…
Marisa: Pues nada, ahí os quedáis todos. Peor para vosotros. Me voy a poner una lavadora.
(Al día siguiente, la madre se levanta gritando a los niños que van tarde, el padre tiene también una bronca con ella porque ha descubierto que se ha comprado un capricho y se lo ha intentado ocultar, los niños se pelean porque el mayor ha tardado mucho en el baño…)
(Sin embargo, en casa de los Dominguez…)
María (La madre): Familia, hora de rezar.
Pedro (El padre): Eso, que me he venido pronto de la oficina para que no se nos hiciera muy tarde para rezar.
Los niños: Mamá, por favor, qué rollo…
María: Venga hijos, luego os alegráis. No vamos a dejar que os alejéis del Señor porque si no, estáis perdidos. Anda, veniros que nos gusta mucho escuchar lo que le contáis a Dios de vuestra vida, y cómo Él os va guiando. Además, ya habéis comprobado cuánto nos une con Su Amor, y cómo nos protege.
(Los hijos de Pedro y María, aprenden de ellos el esfuerzo, la generosidad y las virtudes de sus padres. Unos padres que cuentan con Dios para todo y llevan a sus hijos a Él, animados, valientes, fieles, entregados, alegres, con una seguridad y firmeza que les ayudará a superar las dificultades de su vida, vencer obstáculos y labrarse su futuro).

Madre,

¡Bienaventurado el esposo al que el Señor encuentre repartiendo el Amor que Él quiere entregar! Bienaventurados los padres que enseñan a sus hijos que el amor no se vende al mejor postor que promete glorias mundanas, y que la gloria les espera en el cielo, formando antes una piña en la tierra. Ayúdanos Madre a trabajar en nuestros hogares por el reino de Dios. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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