Alcanzar el misterio. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 15, 9-17

EVANGELIO
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido

Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Palabra del Señor.

Alcanzar el misterio.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Comienza el Señor describiendo como una fuerte cadena de relaciones, en la que se entrelazan el amor y la fidelidad, Dios y los hombres, la filiación y la esponsalidad. En el principio de esa cadena está el Padre, que le transmite todo al Hijo, nexo de unión con los hombres. De Él recibimos el amor, y de Él recibimos la fidelidad:

Amoris Laetitia 124: «prometer un amor para siempre es posible cuando se descubre un plan que sobrepasa los propios proyectos, que nos sostiene y nos permite entregar totalmente nuestro futuro a la persona amada». Que ese amor pueda atravesar todas las pruebas y mantenerse fiel en contra de todo, supone el don de la gracia que lo fortalece y lo eleva. Como decía san Roberto Belarmino: «El hecho de que uno solo se una con una sola en un lazo indisoluble, de modo que no puedan separarse, cualesquiera sean las dificultades, y aun cuando se haya perdido la esperanza de la prole, esto no puede ocurrir sin un gran misterio».

Sí, esposos. El matrimonio no puede resumirse a si hoy pones tú la lavadora o la pongo yo. El Sacramento que nos une, es un misterio creado por Dios, en el que tenemos que seguir ahondando, para descubrir su belleza y su grandeza. No podemos quedarnos atascados en cuestiones superfluas y banalidades que nos distraen y nos desvían de la misión para la que Dios nos ha elegido. Tenemos que alcanzar ese misterio, esa grandeza que Dios ha creado para ti y para mí. Dejemos de mirarnos el ombligo, levantemos la mirada y dispongámonos a vivir en obediencia al Padre el plan que ha elegido para que demos fruto.

Madre:
El Señor dice que lo que pidamos en Su nombre, nos lo dará. Hoy queremos pedir que se haga Su voluntad en nosotros y en nuestra relación conyugal. Todo es Suyo, todo lo creó y a todos nos tiene reservado el mejor destino. Alabado sea Dios por siempre.

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