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A medio hacer. Comentario del evangelio para matrimonios: Mateo 5, 43-48

EVANGELIO
Amad a vuestros enemigos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

Palabra del Señor.

A medio hacer.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Sed perfectos, nos manda el Señor. ¿Cómo puede ser? Él conoce nuestras limitaciones y sabe que nunca en esta vida, llegaremos a serlo. Esto de cara a nuestro matrimonio nos resulta especialmente interesante. La palabra “perfecto” viene del latín: “perfectus”, que a su vez deriva de “factus”: Hecho, terminado. Es decir, que Jesús nos invita a construir nuestro amor hasta dejarlo terminado. Por ello nos apunta a la cima del amor, que es el Amor de Dios, que se complace con nuestro bien, no con lo que recibe.

Por tanto, tenemos que continuar trabajando nuestra manera de amar hasta que lo que nos satisfaga, sea el bien del otro.

Aterrizado a la vida conyugal:
Carmen: Lo cierto es que ya no estoy enamorada de Antonio. Estamos muy distanciados y ha habido mucho dolor entre nosotros. Tener relaciones con él, me repugna.
Teresa: Pero tú ¿Qué estás haciendo por evitar esa distancia con tu esposo?
Carmen: Alguna vez le hablaba intentando que comprendiese mi situación, pero él parece no enterarse. A veces me rehúye. Así que tiré la toalla hace tiempo. Estoy cansada.
Teresa: Carmen, los hombres no suelen vivir el mundo emocional que vivimos nosotras. Ellos necesitan otro tipo de cosas más sencillas. Una sonrisa, que estemos agradables, que no les recriminemos tanto las cosas…
Carmen: Ya, y yo ¿Qué? A darle todo lo que a él le gusta y a mí que me zurzan.
Teresa: Pero tú quieres amar o buscas nada más que tu consuelo. Eso no es amar. Es egoísmo. Lo siento, Carmen.
Carmen: Ya, pero él…
Teresa: (Le corta) Carmen, eso es una tentación, para que no te esfuerces. Ama tú y verás. Piensa que es un necesitado, un indigente del amor, y tú tienes que darle lo que no tiene para que sobreviva, y darle los medios para que ame por sí mismo. Eso sólo se consigue entregando amor. Ten en cuenta que tenéis un sacramento, y el Señor se hace presente cada vez que le amas o le acoges como es. Tú busca el bien de tu esposo y el Señor hará el milagro.
Carmen: Probaré a ver.
Teresa (2 meses más tarde): Hola Carmen. ¿Cómo te va?
Carmen: ¡Increíble! Empecé a esforzarme por buscar el bien de Antonio. Al principio me costaba muchísimo, pero vi que él se sorprendía un montón. De repente observé que me prestaba mucha más atención. Pero lo mejor de todo, es que esperaba que él se enamorase de mí y no sólo lo estoy consiguiendo, sino que yo también me estoy volviendo a enamorar de él, no por lo que él me demuestra, sino por lo que yo me entrego. Y no te cuento lo de anoche… que no es para menores 😉
Teresa: (unos días más tarde) Hola Antonio. ¿Cómo estáis?
Antonio: Pues muy bien, Teresa. Por cierto, quería darte las gracias. Me dijo que había hablado contigo, y desde entonces ha cambiado y está mucho mejor incluso que cuando éramos novios. Me está dejando alucinado. Ya me dirás cuál es esa pócima secreta, para bebérmela yo también.
Teresa: Se llama la pócima de la perfección en el amor. Consiste en…
Antonio: Uf! Qué difícil! Para eso hay que tener mucha fuerza de voluntad.
Teresa: La Eucaristía diaria te ayudará, como le está ayudando a ella. Es el alimento del amor de los esposos.

Madre,
Es tremendo como mi yo reaparece de vez en cuando exigiendo su parte del pastel, y dejo de construir. Ayúdame, Madre, tú sabes que “al atardecer nos examinarán de amor”. ¿Qué clase de amor voy a presentar?. Enséñame a mirar a mi esposo como un necesitado de amor, para que se conmueva mi corazón endurecido. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

La limpieza del corazón. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 5, 27-32

EVANGELIO
Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 27-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio».
Pero yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero “gehenna”.
Se dijo: «El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio» Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer – no hablo de unión ilegítima – la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio».

Palabra del Señor.

La limpieza del corazón.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Parece ser que el adulterio no es cosa de unos pocos. El adulterio se puede cometer en el corazón a través del deseo, porque el atractivo sexual no es sino un medio que Dios pone para alcanzar algo más grande: El amor mutuo o amor de comunión, el amor fiel, bendecido por el Amor. Hoy en día, se utiliza la atracción sexual para vender yogures, perfumes o lo que convenga. Se deforma la mirada para que se relacione atractivo sexual con el consumo de cosas materiales. Vende más, que es el objetivo.

Por otra parte, San Juan Pablo II dice a propósito de este evangelio, que el adulterio puede ser un pecado al que son más sensibles los hombres, mientras que el de las mujeres va más orientado a la vía de la seducción: Para sentirse seguras, por vanidad, para crecer profesionalmente… Por eso, él habla de la belleza de la mujer que reserva sus encantos para su esposo. Y es una belleza que sólo se ve mucho mayor que la de la mujer que va de seductora por la vida, en la medida en que el corazón no está afectado por la concupiscencia de la carne.

Aterrizado a la vida conyugal:
Andrés: Cariño, estás buenísima. Esta noche te voy a coger por banda y…
Susi: Hijo, podías decirme algún otro piropo, algo más te gustará de mí ¿no?.
(A la hora del café, en el trabajo)
Andrés (con sus amigos): Tíos, pedazo rubia a las 12. (Todos miran). ¡Menuda delantera!…
Susi (con sus amigas en el trabajo): Pues Andrés mira mucho a otras. Él no lo sabe, pero muchas veces lloro por las noches. ¿Será que ya no le gusto tanto? Intento estar en forma, pero me da miedo que otra le guste más y…
María: ¿Cómo conquistaste a Andrés?
Susi: En una fiesta de disfraces. Yo iba de vampiresa, y me lo camelé rápido. En cuanto me vio, se vino derechito para mí y me empezó a tirar los tejos. Nos enrollamos esa misma noche.
María: Hija Susi, si conquistaste a tu marido por lo que enseñabas, ¿Qué esperas de él ahora? ¿Qué esperas de un hombre que está contigo por lo que disfruta con tu cuerpo?. Siento decírtelo, pero no sabéis lo que es el amor, y vuestra relación puede que acabe mal antes de lo que te crees. Te recomiendo que te lo cameles para empezar a aprender sobre el amor verdadero y que se encuentre con el Señor. Él le mostrará el camino.
Susi: Uy! Muy drástico eso ¿No?
María: Mira Susi. O caminas hacia la verdad, o te pierdes. Tú eliges. El sábado hacemos una barbacoa. Os venís y le digo a mi esposo que le hable un poco de su experiencia. Él ha dado un giro de 180 grados, y yo también. Hoy damos gracias a Dios, y yo tengo muchísima confianza en mi esposo. Ya no mira a otras y no para de piropearme. Está loquito por mis huesos a pesar de mis quilos de más, y de mis años, que ya empiezan a ser unos pocos.
Susi: Hija, qué envidia me das. Yo quiero de eso.

Madre,
Las cosas de Dios son las más hermosas. No puede ser que una mujer que peca con frecuencia de vanidad y de utilizar su atractivo en su propio beneficio como quien mercadea, sea más hermosa que una que te es fiel. Purifica los corazones de los matrimonios para que descubran la grandeza del amor verdadero. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Escena 2. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 5, 20-26

EVANGELIO
Todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si nuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será reo de juicio.
Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena de la “gehenna” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

Palabra del Señor.

Escena 2.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Tan importante es mi esposo a los ojos de Dios, que le hiere enormemente que le llame imbécil.

No es tanto la palabra, sino lo que sale del corazón: El desprecio hacia el otro. Es una consecuencia del orgullo. El Señor considera que el amante no debe permitir jamás el desprecio de la persona amada. Un corazón no puede estar endurecido, armado para la defensa. Un corazón debe estar siempre dispuesto a ser invadido, conquistado, aunque sea a la fuerza. La misión del corazón no es la de protegerse, sino la de acoger al otro aunque venga armado, aunque corra el riesgo de ser herido. El esposo que ama no intenta matar la dignidad del amado con insultos. Intenta recuperarlo de sus debilidades con amor.

Aterrizado a la relación conyugal.
Escena 1:
Carla: Es la tercera vez que te digo que no te dejes la nevera abierta.
Román: Yo no me la he dejado abierta.
Carla: Vamos a ver. Aquí estamos dos, porque los niños están de campamento, y yo no me la he dejado abierta porque siempre lo compruebo. Tú en cambio, como siempre, empujas la puerta desde lejos y te vas.
Román: Carla, que te digo que no he sido yo.
Carla: Que lo hagas está mal, pero que no lo reconozcas cuando es tan obvio, es de imbéciles.
Román: Carla por favor, no insultes.
Carla: “no insultes, no insultes” (ridiculizando). Qué pasa, sólo te he llamado imbécil. Tenía que haberte llamado algo peor.
Román: (Tira el periódico y se va de la casa dando un portazo)

Escena 2:
Carla: Es la tercera vez que te digo que no te dejes la nevera abierta.
Román: Yo no me la he dejado abierta.
Carla: Vamos a ver. Aquí estamos dos, porque los niños están de campamento, y yo no me la he dejado abierta porque siempre lo compruebo. Tú en cambio, como siempre, empujas la puerta desde lejos y te vas.
Román: Carla, que te digo que no he sido yo.
Carla: Que lo hagas está mal, pero que no lo reconozcas cuando es tan obvio, es de imbéciles.
Román: Carla por favor, no insultes.
Carla: (Un momento de silencio. Carla reflexiona) Tienes razón, ¡Perdóname! He empezado desde el principio tratándote con desprecio, como si yo fuese mejor que tú. En realidad no te corregía por un bien para ti, sino que estaba pensando en mí. Perdona Román, tú no te mereces que te hable así (se echa llorando en sus brazos).
Román: No te preocupes, Carla (mientras le acaricia el pelo). Lo entiendo. Es verdad que ya me he dejado la nevera abierta varias veces, y la comida se echa a perder. Prestaré más atención ¿Vale?. Y ahora, deja que te compense (Dando un paso para atrás, se sienta en el sofá mientras mantiene cogidas sus manos). Ven y siéntate en mis rodillas…
Carla: Te amo.
Román: Te amo muchísimo.

Madre,
Es tan impresionante la dignidad que Dios nos ha dado, que si tomásemos conciencia de ello, nos trataríamos el uno al otro con una delicadeza exquisita. Gracias Señor por hacernos tan valiosos con la cantidad de amor que has puesto en nosotros. Alabado seas.

Las exigencias de la plenitud. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 5, 17-19

EVANGELIO
No he venido a abolir, sino a dar plenitud
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

Las exigencias de la plenitud.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Las leyes establecían unos límites que no debían superarse para no entrar en un camino autodestructivo. Pero Cristo nos trae el verdadero espíritu de nuestra fe, que no son un conjunto de prohibiciones, sino un cambio de vida. Pasamos del no matar a amar hasta morir, como Él nos enseña con su propia vida. Pasamos de darle acta de repudio a una mujer para que se pueda defender, a un matrimonio a imagen del amor Trinitario, o del amor de Cristo por nosotros. Desde luego que es un enfoque más exigente, pero sobre todo, la dignidad que alcanza nuestra vocación es incomparablemente mayor.

Aterrizado a la vida conyugal:
Antonio: Pues claro que te quiero, Lucía. ¿Qué tonterías preguntas? ¿A qué viene eso?
Lucía: Pues yo no lo percibo así.
Antonio: Vamos a ver, ¿Quién ha puesto el lavaplatos después de comer? ¿Quién te ha recogido el coche del taller? ¿Quién bañó a la niña anoche?
Lucía: Me estás hablando de nuestras obligaciones, pero ¿Qué más hay entre nosotros?
Antonio: Bueno, nunca nos faltamos al respeto… Vamos con los niños al campo…
Lucía: ¿Me puedes decir Antonio cuál es mi mayor preocupación? ¿Me puedes decir por qué me siento triste desde hace casi un año? ¿Me puedes explicar por qué no tengo ganas de vivir?
Antonio: Eso son bajones que te dan de vez en cuando. Lo que tienes que hacer es dejar de darle vueltas a la cabeza.
Lucía: Antonio ¿Tú crees que somos una sola carne, un solo corazón y un solo espíritu?
Antonio: Bueno… a tanto no llegamos.
Lucía: Pues eso es lo que pone el catecismo que estamos llamados a ser. ¿Qué te parece si empezamos ya? Da igual que llevemos 10 años de casados.
Antonio: Por mí bien. Pero ¿Cómo se hace eso?.
Lucía: Compartiendo nuestra intimidad. Dedicándonos tiempo y entregándonos uno al otro todo lo que somos. Aprendiendo a amar, que no sabemos. Y sobre todo, rezando juntos.

Madre,
El Señor nos ha mostrado el camino hacia la plenitud del amor. Gracias Señor por tanta belleza y tanta grandeza. Alabado seas por tu obra magistral y por compartirla con nosotros. Amén.

Sin bajar el listón. Comentario del evangelio para Matrimonios: Mateo 5, 13-18

EVANGELIO
Vosotros sois la luz del mundo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

Palabra del Señor.

Sin bajar el listón.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El mundo necesita testigos del amor de Dios. Esposos que, a pesar de grandes dificultades, se amen. Esposos capaces de afrontar problemas complicados, esos con los que la gente se suele venir abajo, y que los lleven adelante con confianza en Dios, con alegría. Porque en esas situaciones, se demuestra cuánto nos amamos.
Los mártires han sostenido con fuerza nuestra fe durante siglos. Han caído imperios y la Iglesia se ha mantenido gracias al Espíritu Santo, a través de ellos. Y gente que ha entregado su vida totalmente, como Madre Teresa, descolocan, marcan a la gente. Una sola mujer que se entrega totalmente y se convierte en un signo del amor de Dios.

Pues así tiene que ser el amor para que represente el amor de Dios: Hasta el extremo. Porque si la sal se vuelve sosa ¿Con qué la salarán? Si le quitamos fuerza al amor, ya no es lo mismo. Ya no es tan sabroso. Ya no convence.

Aterrizado a la vocación conyugal:
Marga: Yo pienso que el amor es un espejismo. Es un trance que llega un momento en que se desvanece. Prefiero no comprometerme, sólo sirve para tener líos cuando te quieras separar. Te juntas, de una manera natural, y con la misma naturalidad te separas cuando no estés a gusto.
Juan: Pero Marga ¿En qué te basas para decir eso?
Marga: Mira, mis padres, toda la vida han hecho cada uno lo que le ha dado la gana. Y ahora, que están jubilados, han decidido separarse de mutuo acuerdo. Su misión ha terminado. Ya han criado a sus hijos y a vivir tan a gusto…
Juan: Pues yo sí creo en el matrimonio, también por la experiencia de mis padres. Se comprometieron para toda la vida en su matrimonio y jamás les he oído hablar de separarse. Han pasado por enfermedades graves. Mi madre tuvo cáncer y estuvo a punto de llevársela por delante, y mi padre estuvo siempre ahí, ayudándola, cuidándola, animándola a pesar de su preocupación. Rezaban mucho el rosario juntos. Y cuando ella lo superó, estaban mucho más unidos que antes de la enfermedad. También se les murió un hijo, mi hermano Pablo, con 3 meses. Fue de repente, una malformación del corazón. Son de estas situaciones de las que otros no se recuperan… Pues ellos, lo vivieron con dolor, pero con alegría por el tiempo que habían podido disfrutar de él. Hablaban mucho de Pablo, como su angelito del cielo.
También mi padre se quedó en paro un tiempo largo, y no sabes cómo mi madre se apretó el cinturón, y cómo estaba pendiente del estado de ánimo de mi padre.
Yo he asistido a un testimonio de amor verdadero con mis padres, Marga. Y en el día a día, cómo se miraban… tenías que haberlos visto. Tanto se querían, que murió mi padre y unos meses más tarde murió mi madre. Yo quiero un matrimonio así, con fe, lleno del amor de Dios. Así se lo pido a Él todos los días.
Marga: Cuéntame más de tus padres, según me hablabas, he sentido como un escalofrío… cuéntame todos los detalles, quiero volver a creer en el amor.

Madre,
Las cosas de Dios son bellas, pero muy exigentes. Si rebajamos el listón, pierden su belleza. Ayúdanos a no interpretar su voluntad a nuestra manera, ayúdanos a ser fieles hasta las últimas consecuencias. Alabado sea el Señor que ha creado tanta belleza para nosotros.