Nuestro origen cambia nuestro destino. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 11, 1-4

EVANGELIO

Señor, enséñanos a orar
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
«Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en la tentación»».

Palabra del Señor.

Nota: 1. Anuncio: Proyecto Amor Conyugal realizará un anuncio sobre “la Belleza y la Verdad del matrimonio” en Málaga, en la parroquia de San Miguel de Miramar el próximo día 14 de octubre a las 20h en los salones parroquiales. Hablaremos también de los itinerarios para matrimonios y presentaremos el retiro del 17 de noviembre.

2. RETIRO: (Se han ampliado plazas) Os invitamos a vivir la experiencia de un RETIRO PARA MATRIMONIOS en Málaga, los días 17, 18 y 19 de noviembre. En esos días nos adentraremos en La Verdad del Matrimonio y la Alegría del Amor.

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Será un antes y un después en tu matrimonio (Muchos lo dicen). ¡Os esperamos con mucha ilusión!

Nuestro origen cambia nuestro destino.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

La lección de hoy del Señor, es muy útil para los esposos. No hay mejor manera de iniciar la oración que llamando a Dios “Padre” y tomando conciencia de ello. Él nos ama como hijos, y no tenemos nada que temer. Como decía Santa Teresa, solamente esa idea de un Dios que es Padre, es suficiente para caer en contemplación. Entender quién es Él y quién soy yo a su lado, y que Él quiera ser mi Padre, con todo lo que conlleva: amor, entrega, sufrimiento, hacernos herederos suyos, cuidarnos, enseñarnos, perdonarnos, acogernos… ¿Todo un Dios pendiente de mí de esta manera?

¿Y por qué es útil para los esposos reconocer a Dios como Padre? Para ser buenos esposos, primero hay que aprender a ser buenos hijos. Si no descubrimos que todo lo hemos recibido del Padre, que todo nos lo ha dado el Padre, y que nos ama infinitamente, nunca llegaremos a desear responder a Su llamada al Amor (con mayúsculas). No llegaremos a amar y desear el plan de Dios que es llegar a Él haciéndonos una sola carne. Por eso, San Juan Pablo II iluminaba esa sucesión de experiencias del hombre en el génesis que empezaban por la soledad originaria con Dios como antesala de la unión hombre-mujer, que sería la segunda experiencia. La segunda no podía darse sin la primera.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carlos: (Rezando ante su esposa Teresa) Señor, gracias por esta hermana mía que me has dado por esposa. Sé que es un precioso don tuyo, aunque a veces la mire mal. Deseo acogerla en mi corazón y estar en el suyo, porque sé que ese es tu deseo, que seamos uno, como Vosotros sois uno. Me encuentro muchas dificultades, entre otras, mi propio pecado, pero eso no me va a desviar del rumbo de seguir Tu plan para nosotros. Tú has demostrado que me amas, y sé que no me vas a defraudar. Siguiendo el camino hacia ti, me siento seguro. Gracias Padre, por Tu sobreabundancia. Amén.
Teresa: (Rezando) Señor, me emociona escuchar a Carlos tan enamorado de ti. Le admiro por ese deseo de serte fiel y de acoger nuestro matrimonio como una vocación. Yo también quiero responderte aunque poco puedo ofrecerte ante tanta generosidad tuya. Seguiré luchando por hacer cada día más santo a mi esposo y así, llegar algún día juntos hasta ti para recibir Tu abrazo eterno. Alabado seas Señor. Amén.

Madre,

Compartimos un mismo Padre. Esto me honra y me llena de gozo, porque Él nos une con unos lazos que son más fuertes que la muerte. Así será entre todos cuando Su reino llegue a nosotros en plenitud. Rezo el Padrenuestro hoy con una alegría especial, lleno de esperanza y de júbilo. Padre Nuestro…

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