La Luz viene a tu matrimonio. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 9, 27-31

EVANGELIO
Jesús cura a dos ciegos que creen en él

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 27-31
En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: – «Ten compasión de nosotros, hijo de David.»
Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: – «¿Creéis que puedo hacerlo?»
Contestaron: – «Sí, Señor.»
Entonces les tocó los ojos, diciendo: – «Que os suceda conforme a vuestra fe.»
Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: – «¡Cuidado con que lo sepa alguien!»
Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca

Palabra del Señor.

La Luz viene a tu matrimonio.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Los ciegos representan al que no ve la verdad. Jesús decía “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en un hoyo?” (Lc 6,39), refiriéndose a los que no ven el camino hacia la verdad y la vida. En ese sentido, la humanidad está ciega, o al menos no ve con suficiente claridad.

Por la desobediencia del primer Adán y la primera Eva, en el Génesis, contemplamos cómo a nuestros primeros padres se les “abrieron los ojos” y en aquella ocasión vieron el mal, hasta entonces desconocido para ellos. Desde ese momento, la santidad que habían recibido como un don por pura gracia del Creador, la perdieron. La pureza con la que miraban desde el estado de inocencia originaria en que vivían, se perdió, y esa es nuestra herencia. La triple concupiscencia enturbió la mirada del hombre y ya no somos capaces de ver la claridad de la Luz.

En el matrimonio, hay verdaderas cegueras. Esas flaquezas nuestras las conoce Jesús, y aun así, nos ama con un amor apasionado, un Dios Trino que arde en un mismo amor por nosotros. ¿Entiendes lo que es el amor de Dios? Cuando lo empezamos a comprender, nos deshacemos en alabanzas y gritamos “Jesús, ten compasión de mí”.

Aún hay muchos que permanecen ciegos ante el que es Amor y su vida pasa sin ver la Luz por aferrarse a propios criterios… ¡Pobres esposos!, ¡Pobres de sus hijos! Pero el amor de Dios es tal, que se compadece y se entrega, se entrega según encuentra a aquel al que ama.

Por acción ahora del que llaman “el segundo Adán”, Jesucristo, se nos abren los ojos para volver a ver a Dios y la belleza de su plan para el matrimonio.
Pero esto requiere de una conversión en la mirada y para ello, de una confianza en Dios.

De la misma manera que el primer Adán y su mujer no confiaron en lo que Dios les dijo, es necesario ahora tener fe para poder acceder de nuevo al camino de la verdad.

Pues esto nos dice hoy Jesús: Que os suceda según vuestra fe. ¡Levántate y acoge a la Luz!

Oración:
Madre, llama al Señor en nuestro nombre, que cure nuestras cegueras para que aprendamos a ver de nuevo a Dios en todo y en todos. Que le vea especialmente en mi esposo y en nuestro matrimonio. Por Jesucristo nuestro Señor, amén.

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