Espiritualidad familiar. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 14, 1-6

EVANGELIO
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida

Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: – «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: – «Yo soy el camino y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».

Palabra del Señor.

Espiritualidad familiar.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Jesús se nos presenta como Camino, Verdad y Vida, también para los esposos.

Aprovechamos la novedad de las enseñanzas de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, para iluminar el Evangelio. Papa Francisco (316):
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Mi predecesor Benedicto XVI ha dicho que «cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios»
…la espiritualidad se encarna en la comunión familiar. Entonces, quienes tienen hondos deseos espirituales no deben sentir que la familia los aleja del crecimiento en la vida del Espíritu, sino que es un camino que el Señor utiliza para llevarles a las cumbres de la unión mística.
…Porque las exigencias fraternas y comunitarias de la vida en familia son una ocasión para abrir más y más el corazón, y eso hace posible un encuentro con el Señor cada vez más pleno.
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Cerrar los ojos ante el esposo, nos convierte en ciegos ante Dios. El matrimonio es una alianza que recorre el camino de construirse día a día, con Sus luces y nuestras sombras, porque en nuestras luchas, alegrías y sufrimientos, está lleno del amor de Dios. Es en este camino donde se encuentra lo humano y Divino.

Sabiendo esto, no se puede turbar nuestro corazón, más bien elegir cada día por esforzarnos en amar. < Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud> (1 Juan 4,12). Dios hace morada en nosotros a la vez que nos la prepara junto a El para toda la eternidad. ¡qué hermoso!¡alabado sea! Una anécdota: Recordamos que en Tierra Santa esperábamos vivir el “viacrucis de nuestra vida” por la Vía Dolorosa que recorrió Jesús camino del Calvario. Al llegar allí nos encontramos un bullicio enorme, vendedores ambulantes que se acercaban, íbamos deprisa y corriendo porque venía el siguiente grupo… ¡Qué decepción! ¿Cómo creéis que vivió Cristo su viacrucis? Entre empujones, gritos, prisas, latigazos… pero en medio de todo eso, Él tenía su corazón unido al del Padre. Deseemos vivir la cumbre de la unión mística en la familia, entre prisas, cansancios, desajustes en los ritmos… que nos obligan a salir de nosotros mismos para hacernos uno entre nosotros y con el Padre. Es la grandeza que Dios ha querido conceder a la limitación humana como camino hacia la gloria.

Madre:
Intercede para que vivamos nuestro hogar, tal cual es, como ese lugar de crecimiento en el Espíritu, para que sea cada día más semejante a la casa Paterna. Gracias Señor por prepararnos una morada junto a ti, en familia. Alabado seas por siempre.

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