Un destino superior. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 6, 53-56

EVANGELIO
Los que lo tocaban se curaban
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 53-56

En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.
Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.
En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

Palabra del Señor.

 

Un destino superior.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Hoy hay muchísimos matrimonios enfermos, y nos gustaría poder llevarlos a los lugares donde está Jesús, para que se curen como nosotros.

Pero no basta con una primera curación más o menos rápida. Como dice San Juan Pablo II “…Dios es un dulcísimo, pero también un exigentísimo amigo. Cuando se le encuentra, ya no es posible continuar viviendo como si no se le hubiese encontrado. Pide que se le siga no por los caminos que nosotros habíamos determinado recorrer, sino por los que Él ha señalado para nosotros”.

Obviamente, los caminos que estaba recorriendo como esposo, no eran los adecuados, así que, o los cambio o volveré “a las andadas”. No, no basta con tocar su manto y curarme. Tengo que seguirle. Por eso es tan importante rezar el Evangelio a diario y aplicarlo a mi matrimonio, para que poco a poco me vaya orientando en cómo ser un mejor esposo, en cuál es el camino verdadero de la unidad entre los esposos. Es Dios, el Creador del matrimonio, quien nos lo revela.

Si hacemos esto nos llevaremos una sorpresa. Dice en otro momento San Juan Pablo: “Dios no se ha limitado a curar a la humanidad de las llagas del pecado, sino que le ha asignado un destino superior de íntima unión con Él.” Esa es la gran sorpresa, un destino superior: Nos va uniendo íntimamente con Él y empezamos a experimentar Su amor entre nosotros. Y eso ya son palabras mayores.

Madre,
Alabamos a Dios porque nos sana, nos muestra el camino y nos une en Él. Dios no pasa de largo. Cuando entre en nuestra vida es para quedarse y llenar de su gracia nuestro hogar. Bendito seas por siempre, Señor.

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