Como dos trapos sucios. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 2, 13-22

Señor, mi esposo/a y yo somos dos trapos sucios que necesitan que viertas Tu agua clara sobre nosotros y que nos restriegues el uno contra el otro para limpiarnos. Por nuestro Sacramento, nuestro amor está sumergido en el Tuyo.

EVANGELIO

Hablaba del templo de su cuerpo
Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito:
«El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«¿Qué signos nos muestras para obrar así?».
Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Palabra del Señor.
Notas: Próximas misiones.

  • Anuncios en Madrid noviembre:
    • Viernes 16 a las 20h en San Jorge
    • Fuenlabrada: Domingo 18 a las 18:30 en San Esteban Protomártir
    • Martes 20 a las 20:30h en San Juan Crisóstomo
  • Retiro en Valladolid: 23, 24 y 25 de noviembre (Casa de Espiritualidad Sagrado Corazón) Apertura de inscripciones jueves 18/10 a las 20h. Infórmate aquí: http://wp.me/p6AdRz-1px
  • Retiro en Pamplona: 14, 15 y 16 de diciembre (Casa de Javier) Infórmate e inscríbete aquí: http://wp.me/p6AdRz-1r4
  • Ver más en https://proyectoamorconyugal.es/misiones-y-noticias/

Como dos trapos sucios.

Señor, entra dentro de mí con ese azote de cordeles y expulsa mis egoísmos, mi orgullo, mi vanidad… para que mi alma pueda ser Tu casa, la casa del Padre, templo del Espíritu Santo. Mi esposo y yo, somos como dos trapos que se han ensuciado y necesitan que viertas Tu agua clara sobre nosotros, y que nos restriegues el uno contra el otro para sacar toda la porquería incrustada en nuestro interior, y nos vuelvas a llenar de Tu agua clara, y nos vuelvas a estrujar juntos, así hasta que quedemos limpios.

He visto en mi matrimonio y en otros muchos matrimonios los milagros que puedes hacer. Veo a un montón de matrimonios Tutores que van sin sandalias ni alforjas, porque confían en ti, confiamos en Tu poder, Señor. Nos une un Sacramento y eso significa que nuestro amor está sumergido en el Tuyo, significa que nuestro amor tiene poder para sanar a otros, porque proviene de ti. Nosotros también hemos creído en la palabra que has dicho, Jesús.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Laura: A medida que voy avanzando en mi camino espiritual, voy descubriendo obstáculos en mí que entorpecen la acción del Espíritu Santo… Tantos deseos mundanos, juicios, prejuicios… A medida que vamos avanzando en nuestro camino hacia la caridad conyugal, voy descubriendo cuánto tengo que crecer en docilidad, en mansedumbre, en humildad…
Jaime (Esposo de Laura): A mí me pasa igual. Y me desespero cuando veo que no avanzo. Es lo que tiene el orgullo, que es tan pegajoso, que te lo quieres quitar de una mano y se te pega en la otra. No hay forma de liberarme de él, porque creer que puedo vencerlo es aumentarlo.
Juntos: Así que hemos decidido, Señor, contar el uno con el otro, y ponernos en Tus manos. Porque Tú has querido hacernos ministros de la Gracia a uno del otro y Tú puedes transformar nuestro amor en el Tuyo. Vamos a la Eucaristía a diario para alimentarnos de ti, para llenarnos de ti. Nos confesamos cada dos semanas, para que despejes el camino al Espíritu. Y nos esforzamos cada día en esa entrega mutua en la que Tú harás el milagro por nuestro Sacramento, mediante tu Gracia Santificante. Tenemos fe, Señor, no nos cabe la menor duda de que, por tu promesa, nos harás saborear algún día, la caridad conyugal.

Madre,

De los esposos, ruega por nosotros. Confiamos en ti, Madre.

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