El capítulo perdido. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 23, 1-12

EVANGELIO

Ellos dicen, pero no hacen
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbi”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbi”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor.

Nota: Próximas misiones

  • Anuncio en Pamplona: Domingo 11 de marzo a las 13h en la Parroquia de San Fermín.
  • Retiro en Sevilla: 4 de mayo (a las 18;30) al 6 de mayo a las 17:30. Casa de Betania C/ Mayor s/n SAN JUAN DE AZNALFARACHE Sevilla. (No se ha abierto aún la convocatoria. Os mantendremos informados).
  • Anuncio en Mallorca: 20 y 21 de abril de 20 a 21:30 horas.

El capítulo perdido.

Qué afán el mío de sobresalir, de destacar. Cuánto me atraen los puestos VIP, tener prioridad para no tener que esperar cola… Descubro mi ridiculez en ese afán de querer entrar antes que otros. ¿Pero quién me he creído que soy? Qué afán de corregir a los demás y decirles lo que tienen que hacer, especialmente a mi esposo. Qué afán de exigir la perfección, cuando yo no llego ni de lejos. Pero ¿Quién me he creído que soy? Qué bien me conoce el Señor y menciona eso de “todo lo que hacen (hacemos) para que les (nos) vea la gente”. ¿No es mejor ser testigo de que es Dios quien lo hace?

Y una vez más, reconduce nuestros comportamientos hacia el amor y la verdad, con dos pautas:
– El primero será vuestro servidor
– El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Dos claves muy interesantes para el matrimonio. Quien no sirve (de servir) no sirve (de valer). Y la segunda es que yo no me puedo enaltecer a mí mismo, porque colgarme yo los méritos es quitárselos a Dios ¿No es mejor ser testigo de que es Dios quien lo hace?. Sólo Dios enaltece, y Él, enaltece a los humildes.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Juanjo (Teólogo y estudioso del amor): Mmmm, qué bueno el postre! Bueno… (mientras se levanta de la mesa) comida hecha, compañía deshecha.
Marta: ¿Y los platos? ¿Quién los recoge?
Juanjo: Marta, estoy muy cansado. Aún tengo muuucho que hacer. Mañana doy una conferencia y todavía no he terminado de preparármela.
Marta: Algún día, me tengo que poner yo a estudiar sobre cómo amar y no recoger la mesa. Ese capítulo debí perdérmelo…
Juanjo: Tienes razón, Marta, perdona. Anda, vete tú y descansa un rato, que yo me encargo de todo. La conferencia de mañana no tiene tanta importancia al lado de la dignidad de poder servirte.
Marta: Gracias, Juanjo, y perdona. He sido un poco irónica contigo, y la ironía está muy lejos del amor. Me siento avergonzada, porque ser irónico siempre es ponerse por encima del otro y de esa forma, te he despreciado. Debía haberte hablado con cariño, pensando en ti y no en mí.
Juanjo: Sea como fuere, ha surtido efecto. Gracias por devolverme a mi sitio.
Marta: Gracias por reaccionar así de bien y devolverme tú al mío.
(Se abrazan)

Madre,

También nos lo enseñas Tú, en el Magníficat: Él hace proezas con Su brazo, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes, y a los ricos los despide vacíos… Así es el Padre, y así nos lo muestras Tú. Qué importante es conocer el Corazón de Dios. Gracias, Madre por mostrárnoslo. Bendita seas. Amén.

Vía Crucis del Matrimonio 13

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