Archivo por días: 19 febrero, 2018

Vía Crucis del Matrimonio 6

6ª Estación
Jesús es azotado y coronado de espinas

V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Padrenuestro y un Avemaría.

Pilato quiere congraciarse con los judíos y entrega a Jesús a los soldados para que lo azoten. Para estos romanos es un buen motivo de entretenimiento. Y, al que llaman «el rey de los judíos», le colocan una corona de espinas.

Del Evangelio según San Mateo 27,26-30:

Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle hecho azotar, se lo entregó para que fuera crucificado.
Entonces los soldados del procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a él a toda la cohorte. Le desnudaron, le pusieron una túnica roja y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, y en su mano derecha una caña; se arrodillaban ante él y se burlaban diciendo: Salve, Rey de los Judíos.
Le escupían, le quitaron la caña y le golpeaban en la cabeza. Después de reírse de él, le despojaron de la túnica, le pusieron sus vestidos y le llevaron a crucificar.
(Mc 15,16-19; Lc 23,25, Jn 19,1- 3).

Comentario

Entregan a Jesús a los soldados, que lo desnudan y lo atan a una columna. Comienzan los azotes sin asomo de piedad: Uno tras otro descargan sus golpes hasta quedar exhaustos. Se producen desgarrones, sufridos en un silencio que no sirve para conmoverlos.
A la tortura terrible de los latigazos, se unen los ultrajes, llenos de frivolidad, de unos inconscientes. Nuestro Señor, Rey de cielos y tierra, se ve escarnecido con una corona de espinas, con un manto de púrpura, no contemplamos a un rey de corona de oro y trajes de seda y piedras preciosas, ¡No! Porque contemplamos al Amor, que nos enseña a amar. Conserva el perfecto dominio de sí mismo y una inalterable serenidad porque tiene su atención en el Padre, ¿En dónde tengo puesta yo mi atención cuando mi esposo me hiere?
¿Cómo me posiciono ante esta estación?
– ¿Me preocupa mi imagen? ¿Lo que piensen de mí por ser fiel a mi esposa y a mi familia? ¿Me preocupa lo que mi esposa piense de mí y por eso le oculto mis debilidades aparentando ser más de lo que soy? ¿Reclamo agradecimientos por mi entrega? ¿Reclamo mis derechos por mi trabajo?…
– O por el contrario ¿Estoy dispuesto a ser ridiculizado? ¿Estoy dispuesto a que no se reconozca lo que hago por amor? ¿Dispuesto a vivir las burlas y desprecios a los que puede someterme mi esposo en momentos de enfado?
¿Cómo responde Cristo, mi modelo y mi camino, ante estas situaciones? O prefiero no verlo…
Lleno de amor de Dios y en la divina voluntad con la misma paz, intimidad y confianza que en Nazaret y durante toda su vida, piensa: Esto quiere el Padre de mí, esto quiero yo. Acepta en silencio el dolor y el desprecio, en alabanza a Dios y en expiación por los pecados para redimir al mundo. Así me enseñas, Señor, a amar a mi esposo en la ofensa, no para mirarme o mirar mi dolor, que no conduce más que a la autocompasión, sino para, mirándote a Ti, Señor, mirar a mi esposo con amor, porque me necesita y redimir por él con mi dolor, para que Tú le sanes, le perdones y vivamos una comunión mucho más intensa. Porque me llamas a colaborar contigo en su santidad, a reparar por sus pecados y ahí Tú, Señor mío y Dios mío, me santificas a mí y vendrá a nosotros un anticipo de Tu Reino.
Danos Tu Amor y el Amor nos enseñará a ofrecernos por el otro y nos dará la fortaleza para conservar el silencio y la paz, Tu paz, con serenidad. Señor que no termine yo de romper la caña que está cascada en mi esposo/a, sino que por mi oblación se restaure.
¿Qué camino quiero elegir, el del desamor, el diablo orgullo que no admite una ofensa, o el de amar: es decir a Jesús que se humilla venciendo el mal? Sólo desde la
humillación se puede amar de verdad. Así nos lo enseña Jesús.

Oración

Señor, te vemos llagado y lleno de heridas. Quedamos conmovidos de Tu entrega sin límites. Te pedimos Señor que cada latigazo que recibiste, nos haga sentir el dolor que le causamos a nuestro esposo con nuestros enfados, con nuestra ira; que la humillación que viviste cuando Te desnudaron, sirva para no humillar a nuestro esposo con nuestros desprecios, con nuestras burlas ante su incapacidad o debilidad; que cada golpe con la caña, impida que nos golpeemos con una corrección fraterna sin amor; cada espina de Tu corona, nos recuerde nuestros pensamientos innobles y egoístas. Enséñanos a vivir con humildad y pureza de corazón, con generosidad y desprendimiento; y a respetarnos el uno al otro como morada del Espíritu Santo que somos.

V/ Señor, pequé.
R/Ten piedad de mí y de mi familia.

Más claro que el agua. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 25, 31-46

EVANGELIO

Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos, más pequeños, conmigo lo hicisteis
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 31-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.
El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
«Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.»
Entonces los justos le contestarán:
«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?»
Y el rey les dirá:
«En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos, más pequeños, conmigo lo hicisteis.»
Y entonces dirá a los de su izquierda:
«Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis.»
Entonces también estos contestarán:
«Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?»
Él les replicará:
«En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo »
Y estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

Palabra del Señor.

Nota: Próximas misiones

  • Anuncios en Sevilla en febrero:
    • 23: Real Club de Golf de Sevilla. 20:30 Organiza Parroquia de San Juan Pablo II
    • 24: COF de Triana-Los Remedios Parroquia San Joaquín 17:15 a 19:15 C/Papa Juan Pablo I s/n cruce C/ Samuel Morse s/n
    • 25: Parroquia del Corpus Christi 11:30 Avda, de la Palmera 39.
  • Anuncio en Pamplona: Domingo 11 de marzo a las 13h en la Parroquia de San Fermín.
  • Retiro en Sevilla: 4 a 6 de mayo (No se ha abierto aún la convocatoria. Os mantendremos informados)
  • Anuncio en Mallorca: 20 y 21 de abril de 20 a 21:30 horas.

Más claro que el agua.

El Señor considera que todo lo que haga o no haga con mi esposo, es a Él a quien se lo hago o se lo dejo de hacer. Muchas veces he podido caer en la tentación de pensar que mi relación con Dios es algo separado de mi relación con mi esposo, pero eso no es así. Esto es muy serio. Por un lado puede causarme vértigo de pensar en cómo he tratado a mi esposo, pero por otro, puede causarme esperanza de pensar todo lo bueno que puedo darle a mi esposo y así, dárselo también al Señor.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: Esposo, ¿qué te parece si nos trazamos un plan para calmar el hambre y la sed del Señor?
Ramón: Me parece fenomenal.
Marta: (Rezando) Hoy empezaré por calmar Su hambre. ¿De qué puede tener hambre el Señor? Me lo preguntaré de otra manera ¿De qué puede tener hambre mi esposo? Ah! Ya sé. Últimamente se queja mucho de que no estoy con él. Voy a sacar un rato para sentarme con él y que me sienta a su lado.
(Al día siguiente)
Ramón: Marta ¿rezamos?. Hoy es martes. (Rezando a solas con Dios) Señor, hoy es martes ¿De qué tienes sed? Ya sé. Marta hace tiempo que se queja de que no tengo un detalle con ella. Hoy lo voy a tener.
(Y así día tras día…)
Marta: Hoy quiero Señor acogerte cuando eres forastero, es decir, cuando nadie te quiere acoger. Ramón está hoy nervioso, un poco inaguantable. Hoy es el día de acogerle con cariño.
Ramón: (Desnudo y me vestisteis) Marta necesita que la arrope, se siente débil y sola. Voy a hacerle compañía, Señor, y a escucharla.
Marta: (Enfermo y me visitasteis) Hoy Ramón está triste, necesita compañía. Voy a dejar la casa como está, aunque está todo por alto, pero él es la prioridad.
Ramón: (En la cárcel…) A Marta le cuesta perdonar. Está presa de su resentimiento. Voy a intentar que se sienta comprendida y después intentarla ayudar a que salga de esa prisión que la tiene encerrada en su dolor.
(Al acabar la cuaresma, el amor entre Ramón y Marta estaba más fuerte que nunca. El Señor se había hecho presente entre ellos en todas esas circunstancias y había fortalecido su amor. El domingo de Resurrección, Ramón y Marta tenían mucho que celebrar, y el cielo también).

Madre,

Cuánto nos cuesta muchas veces entender nuestra vocación. Los más espirituales tienden a centrarse en su relación con Dios y olvidar a sus esposos. Los más terrenales, tienen a centrarse en las cosas de este mundo y olvidarse de Dios. Combinar ambas cosas, nos cuesta, pero hoy el Señor nos lo deja muy claro. Él está en mi esposo. Gracias Señor por marcarnos el rumbo. Más claro que el agua. Amén.

Vía Crucis del Matrimonio 5