Archivo por días: 22 enero, 2018

Juntos contra el mundo. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 3, 22-30

EVANGELIO

Satanás está perdido
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 22-30

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Palabra del Señor.

Nota: Próximas misiones

  • Breve testimonio en la Semana de la Familia de Sevilla:  27 de enero.
  • Anuncio en Sevilla: 28 de enero a las 11:30 en la Parroquia del Espíritu SantoCalle San Isidro Labrador. Mairena del Aljarafe (Sevilla)
  • Retiro para matrimonios en Madrid 2 a 4 de febreroCOMPLETO puedes inscribirte en lista de espera en el siguiente enlace: https://goo.gl/forms/7lUuhJUvnUbtos103 Para más información sobre el retiro pincha aquí: https://wp.me/p6AdRz-PN
  • Anuncio en Pamplona: Domingo 11 de marzo a las 13h en la Parroquia de San Fermín.
  • Retiro en Sevilla: 4 a 6 de mayo.

Juntos contra el mundo.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Si una familia está dividida, no puede subsistir. Si un matrimonio no está unido, no puede subsistir. Un matrimonio está unido cuando no tira cada uno para un lado, sino que ambos se apoyan para avanzar en una misma dirección. Necesitamos una meta común, que un problema de mi esposo lo considere un problema mío, y me una con él/ella en su problema, para juntos, luchar contra las dificultades y salir victoriosos.

Pero nuestra naturaleza caída, hace que para nosotros sea imposible unirnos de esa manera. Sólo el Espíritu, que es el Amor de Dios, es capaz de hacerlo. Por eso, si le cierro las puertas y no estoy abierto a que entre en mí, no tengo salvación posible. Sólo si le dejamos entrar, nos irá haciendo uno.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Juanjo: Me da igual lo que ella diga. El Espíritu es más fuerte. Dios es mucho más fuerte. Yo voy a seguir luchando por salvar mi matrimonio, porque para Dios no hay nada imposible, y creo firmemente en ello. No voy a renunciar al amor de Dios, no voy a rendirme. Dios la ha creado para mí, para que con ella llegue a Él, y no voy a abandonar esa misión que me ha encomendado.
Madre de Juanjo: Hijo, pero ella no se lo merece. Ha demostrado que no te quiere, que no le importas. Te grita, te hace chantaje emocional, habla mal de ti a todo el mundo, todo lo exagera para culparte, y ahora amenaza con quitarte a los niños, y el dinero…
Juanjo: Lo sé mamá. Pero dime ¿de qué me vale el dinero si pierdo mi alma? Me comprometí con ella para toda la vida. Ya no me pertenezco ¿entiendes?
Madre de Juanjo: Hijo, me estás asustando. A ver si vas a perder la cabeza.
Juanjo: No, Mamá. No he perdido la cabeza. Tengo fe en el Todopoderoso, tengo fe en el que es todo Amor. Y eso me lo habéis enseñado vosotros. Ahora es el momento de demostrar esa fe.
(Juanjo, con la ayuda de Dios, reconquistó a su esposa, y hoy mantienen su familia unida. Su matrimonio se vio reforzado con aquella crisis. Hoy, Cristina, su esposa, tiene la certeza de que Juanjo le ama más que a sí mismo. En cierto modo se siente en deuda con él, y quiere demostrarle que ella también tiene una fe ciega en lo que Dios puede hacer en su matrimonio).

Madre,

La fe se demuestra en los momentos de dificultad. Entonces es cuando se pone a prueba. Hoy, con los avances tecnológicos, médicos y de la ciencia en general, hay una tendencia a confiar más en la fuerza de los hombres que en la de Dios. Que el Demonio no se salga con la suya y dejemos de creer en el poder del Espíritu Santo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.