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Manjar de dioses. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 13, 1-9

EVANGELIO

Cayó en tierra buena y dio grano
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».

Palabra del Señor.

Manjar de dioses.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

En la primera lectura, vemos como Dios hace caer el maná del cielo para alimentar al pueblo de Israel en el desierto. El Señor comparte su Sabiduría con nosotros a través del Evangelio, en el desierto de la vida que andamos cruzando. Y yo mientras qué hago ¿Quejarme como el pueblo de Israel? O acoger la Palabra y vivirla en cada situación de mi día.

Por eso un esposo nuevo, es el que ha acogido la Palabra y la escucha y se esfuerza por entenderla y vivirla, saliendo de su propia lógica, para entrar poco a poco en la lógica de Dios. Eso hará su matrimonio nuevo y lleno de vida, porque el amor, genera vida.
Jesús hoy explica los misterios del reino, porque el hombre, viendo no ve y oyendo, no oye ni entiende, porque su corazón se ha endurecido.
¿Con quién me identifico?

Aterrizado a la vida matrimonial:

1) Al borde del camino: Cariño ¿Te vienes a leer el Evangelio conmigo? – No, yo no entiendo nada. Eso no es para mí.
2) Terreno pedregoso: Qué pasada! Hace una semana leía el evangelio con mi esposo todos los días y nos estaba ayudando muchísimo en nuestra relación. – Y ¿No seguís rezándolo juntos? – No, a ver si lo retomamos algún día…
3) Entre abrojos: Nosotros, sabemos que rezar el Evangelio juntos es clave para el matrimonio, pero entre la casa, los niños, que llegamos cansados, para lo único que nos quedan fuerzas es para ponernos con la tele o la tablet y relajarnos…
4) La buena tierra: Nosotros dejamos lo que haga falta, pero jamás nos acostamos sin haber rezado el Evangelio juntos. Es lo más importante del día y sabemos que si no lo hacemos, poco a poco nos desviamos y volvemos a las andadas. Además, nos une mucho el Espíritu. Hace nuestro matrimonio nuevo.

Madre,

Damos gracias a Dios por Su generosidad infinita y le pedimos perdón por las veces que no acogemos todos los dones que nos ofrece para llegar a Él. Alabado sea nuestro Padre, que nos cuida y nos alimenta. Amén.