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Iluminando y dando sabor. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 5, 13-19

EVANGELIO
Vosotros sois la luz del mundo

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: —«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo. No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

Iluminando y dando sabor.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Los esposos somos sal de la tierra, porque damos sabor a la vida. Mostramos al mundo un motivo intenso por el que vivir: El amor conyugal y familiar. Y somos luz del mundo, porque Cristo ha querido concedernos el honor de reflejarse en nosotros.

Nuestra misión es crucial, y consiste en que mostremos al mundo la belleza del matrimonio. Como dice el Papa Francisco:
121. El matrimonio es un signo precioso, porque «cuando un hombre y una mujer celebran el sacramento del matrimonio, Dios, por decirlo así, se “refleja” en ellos, imprime en ellos los propios rasgos y el carácter indeleble de su amor. El matrimonio es la imagen del amor de Dios por nosotros.

Pero es Cristo quien transforma el matrimonio en algo bello, en una vida que alumbra las zonas de oscuridad:
72. …El sacramento es un don para la santificación y la salvación de los esposos… Los esposos son por tanto el recuerdo permanente para la Iglesia de lo que acaeció en la cruz; son el uno para el otro y para los hijos, testigos de la salvación, de la que el sacramento les hace partícipes». El matrimonio es una vocación, en cuanto que es una respuesta al llamado específico a vivir el amor conyugal como signo imperfecto del amor entre Cristo y la Iglesia.

Efectivamente, nuestra unión no es perfecta, pero está llamada a serlo y así lo debemos de creer, porque Cristo nos lo ha prometido. Jesús dice que ha venido a dar plenitud a la Ley. Papa Francisco (Amoris Laetitia 125) No desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la plenitud de amor y de comunión que se nos ha prometido.

321. «Los esposos cristianos son mutuamente para sí, para sus hijos y para los restantes familiares, cooperadores de la gracia y testigos de la fe» (Conc. Vat. II, Apostolicam actuositatem, 11).

El matrimonio que ha experimentado la gracia de Dios, ha vivido un antes y un después y eso hace que, llenos de luz proclamemos la alegría del Evangelio.

Madre:
Contigo, proclama nuestra alma la grandeza del Señor y se alegra nuestro espíritu en Dios nuestro salvador. Alabado sea por siempre.