Archivo por meses: octubre 2015

De raíz. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 12, 54-59

EVANGELIO
Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 54-59
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:
-«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: «Chaparrón tenemos», y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: «Va a hacer bochorno», y lo hace.
Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo. »

Palabra del Señor.

De raíz.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Somos muy avispados para unas cosas y se nos pasan grandes obviedades. ¿No nos damos cuenta de que toda la destrucción viene de que hemos sacado a Dios de nuestra vida? Familias que se rompen, corrupción, atentados contra la vida, crisis económica que proviene de una crisis moral…

¿En qué queda la solidaridad, la paz, la igualdad que tanto proclama esta sociedad? Sin Dios, todos estos valores quedan vacíos. No puede haber solidaridad si no hay entrega de sí, no puede haber paz si no se sufre por los demás, no puede haber igualdad si queremos ser los primeros, imponernos, competir, si no somos humildes, si no consideramos que tenemos un mismo Padre.

La mayoría de los matrimonios trabajan sobre las consecuencias: se lamentan si no hay comunicación, si falta el respeto, se ha perdido la confianza, si no somos compatibles, etc. Y somos muy avispados a la hora de encontrar la solución: “Si mi esposo cambiara…”. No queremos mirar a la Verdad, que es Cristo. La verdad no está en la superficie, en lo superfluo. ¿No es de hipócritas creer que lo sabemos todo y no saber interpretar lo que pasa en el corazón del esposo?.

Lo hermoso de San Juan Pablo II, es que él fue en busca de los fundamentos: A estudiar las raíces del hombre y del matrimonio, cual es el plan de Dios… Y encontrar en Cristo la re-creación de todo y la revelación de la Verdad. En las reuniones de matrimonios de Proyecto Amor Conyugal, seguimos el itinerario que desarrolló San Juan Pablo II, porque es la manera de adentrarse en las profundidades. Desde ahí, entenderemos también las consecuencias de no vivir esa verdad (la cárcel de la que habla Cristo) y las consecuencias de vivirla, la comunión.

Interpretemos el porqué de nuestro cuerpo, por qué fuimos creados hombre y mujer, por qué diferentes, por qué nos asemejamos a Dios y no a los animales, cuál es el origen de nuestra dignidad, para qué nos dio poder Dios, hasta dónde nuestra Esperanza como esposos, quién es Dios y por qué nos creó, cuál fue el origen del desorden del pecado, qué consecuencias trajo para el matrimonio, cómo nos influye que Dios se haya hecho carne… El hombre ha sido creado para amar, pero no con cualquier tipo de amor, sino con un amor de comunión a imagen de la comunión que Dios vive en Sí mismo. Todos los dones que hemos recibido, son para este fin, todos. Si no estamos avanzando en este camino ¿De verdad no sabemos por qué no nos sentimos bien?.

¡Hagamos lo posible por llegar a esa comunión con el esposo! ¡Todo!. No creamos saber tanto y aprendamos sobre él/ella, sobre nuestra relación, encontremos a Dios en él/ella. Esposos: Aprendamos, recemos, lloremos, trabajemos, luchemos, renunciemos, convirtámonos, perdonemos… dediquemos todo nuestro esfuerzo. Todo para descubrir el tesoro, sanar nuestra raíz y así amarnos, amarnos, amarnos.

Oramos especialmente por el sínodo:
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Esposos incandescentes. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 12, 49-53

EVANGELIO
No he venido a traer paz, sino división

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división.
En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Palabra del Señor.

Esposos incandescentes.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

(CIC 696) ‘Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la Vida dada en el Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo. …Bajo la forma de lenguas «como de fuego» …el Espíritu Santo se posó sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de él (Ac 2,3-4)’.

El Espíritu es como fuego, y por tanto, incompatible con la tibieza. Prueba de ello es que se dice en el Apocalipsis: Te vomitaré porque no eres ni frío ni caliente.

El Espíritu del Señor actúa como el fuego sobre un tronco. Es difícil prenderlo si ha estado a la intemperie, muy a la merced del ambiente, porque la madera queda empapada y no arde. Lo mismo nosotros, si nos dejamos empapar por el ambiente. La madera necesita estar seca y rodeada de calor. Por eso, la familia es el lugar natural de evangelización, el calor de un hogar incandescente prende los corazones. Lo hemos visto en los padres de Santa Teresita de Lisieux: Esposos Santos, cuyos cinco hijos se consagraron a Dios y todos ellos se encuentran como mínimo en proceso de beatificación.

Ante la indiferencia de la fe de muchos o la tibieza, el cristiano coherente, está llamado a ser «signo de contradicción» como Jesús. Él fue piedra de tropiezo para muchos. El discípulo de Jesús, fiel y coherente, tiene que estar dispuesto a sufrir la contradicción constante de un mundo incoherente, carente de Verdad y de Amor.

También en nuestras propias familias, donde hay miembros instalados en la tibieza, inmersos en una vida diferente, con prioridades diferentes, más pronto o más tarde, el cristiano puede provocar rechazo, conflictos y en última instancia división. No porque Dios lo quiera, sino porque simplemente ocurre. Es el cumplimiento de la bienaventuranza proclamada por el mismo Jesús: Dichosos cuando os injurien y os persigan, y digan contra vosotros toda clase de calumnias por mi causa.

Pero Cristo quiere que nos convirtamos en fuego, en brasas. Y la madera al principio se resiste a arder: Pita mientras expulsa el aire, prende más por un lado y queda intacta por otro… hasta que finalmente, se deja invadir por el fuego. Así es nuestra reacción frente al Espíritu.

El matrimonio es un camino espiritual, y como tal, requiere de todo este proceso. Déjate romper, deja que el Espíritu te inflame, aunque duela. Déjate influir por tu esposo, tenemos mucho que aprender el uno del otro. Sal de ti mismo en esas faltas de acuerdo, en ese hacer por él/ella lo que no te gusta, en sus incomprensiones… hasta que el Fuego purifique nuestros egoísmos, vanidades y soberbia. “¡Y qué angustia hasta que se cumpla!”.

Deja de querer ser madera y hazte fuego, hazte brasas. Colaboremos al calor de la hoguera del hogar para que prenda también ese Fuego en nuestros hijos.

Que el Espíritu del Señor nos transforme en Él. Y ¡ya quisiera el Señor que estuviéramos ardiendo!. Dos esposos, dos llamas, que cuando se acercan, hacen una sola.

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Administradores de mucho. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 12, 39-48

EVANGELIO
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 39-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó:
-«Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió:
-« ¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?
Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda en llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»

Palabra del Señor.

Administradores de mucho.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Somos dueños de nada, pero administradores de mucho. Tanto, que nos supera.

El hecho de que por nuestro sacramento matrimonial Dios me haya hecho ministro de Su Gracia para mi esposo, es mucho delegar.

El problema es que, como decíamos ayer en el comentario, nuestro amor es posesivo: Te quiero para mí. Y si no me das lo que espero o lo que creo que merezco, en mi respuesta habrá represalias. Y es que, aunque me cueste aceptarlo, te quiero para mí.

El Señor hoy me dice que me ha hecho administrador de sus bienes, ¡no dueño!. Quizás me esté apropiando de las cosas de Dios.

Él espera encontrarme entregando Su ración a mi esposo. No lo que según mis emociones y mi estado de ánimo me apetezca darle, sino la ración de Dios. ¿Cuál es?. Desde luego, no la que nos merecemos, sino que hablamos de la sobreabundancia de Dios.

Si Dios no me encuentra así, sabiendo como sé lo que me ha encargado (que sea buen esposo), recibiré muchos azotes: Soledad, tristeza, miedos, depresiones, angustias, estrés… Todos los males que «azotan» a la sociedad en que vivimos.

Pero ¿cuál es la ración que Dios quiere para mi esposo? Su ración de Amor: Comprensión, misericordia, compasión, ternura, alegría…

¡Vamos esposos administradores! Tenemos una ración que repartir hoy.

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En quirófano. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 12, 35-38

EVANGELIO
Dichosos los criados a quienes el Señor, al llegar los encuentra en vela

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 35-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»

Palabra del Señor.

(Novedad: Ya puedes inscribirte para recibir las entradas por correo electrónico. Pincha a la dcha. Encima del calendario).

En quirófano.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

(Ideas extraídas de D. Fernando Colomer: “El Corazón del Padre”)
Nuestro amor es posesivo. Cuando decimos “te quiero”, venimos a decir “te quiero para mí”. Cristo en cambio, tiene el corazón abierto: Él llama, y si se le abre, entra y hace morada en nosotros. Y si no, no entra.

Nuestro corazón es de piedra, y el único remedio es un trasplante. La operación consiste en quitarnos nuestro corazón de piedra y sustituirlo por un corazón de carne, sin dobleces, sin rencores, sin malicia. Ese Corazón humano es el del Señor. El cirujano que se encarga del “trasplante”, es el Espíritu Santo, y la operación dura desde que nos bautizamos hasta que salimos del purgatorio. Es una intervención lenta y complicada.

Cada vez que estamos en pecado, la operación se detiene. No permite al Espíritu seguir actuando. Puede incluso que nos produzca algún tipo de “infección” y haya que curarla antes de poder proseguir con la operación.

Por tanto, el cirujano es el Espíritu Santo, y nuestra misión es: que nos “encuentre en vela” (aunque suene raro tratándose de una operación ). Atentos a no caer en tentación, a pedirnos perdón, a confesarnos, a esforzarnos por ser fieles…, para que cuando el Espíritu prosiga con la intervención, no encuentre obstáculos. Nos encuentre “ceñida la cintura”, es decir, intentando imitar al Señor, y con las lámparas encendidas, es decir, no en tinieblas (como dice Teofilato).

Quirófanos hay varios: La educación de las conciencias, la oración, la confesión + la Eucaristía, y la entrega: de los esposos en el día a día (sacramento matrimonial), el trabajo colaborando con el Padre, la entrega a los hijos, los pequeños sacrificios. Así, si llega entrada la noche, por mucha oscuridad que haya en nuestro entorno, el Señor nos encontrará en vela, siendo luz.

Trabajemos para superar nuestras miserias cada día. Luchemos, trabajemos, con uñas y dientes. Apartemos nuestras pequeñas “ilusiones” y sustituyámoslas por la verdadera Esperanza.

Señor, envíanos tu Espíritu, que vaya transformando nuestro amor de esposos en el Tuyo. Un corazón quebrantado y humillado, Tú no lo desprecias.

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Para invertir bien. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 12, 13-21

EVANGELIO
Lo que has acumulado, ¿de quién será?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
– «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. »
Él le contestó:
– «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?»
Y dijo a la gente:
– «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola:
– «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: «¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha.»
Y se dijo:
– «Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida.»
Pero Dios le dijo:
– «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?»
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios. »

Palabra del Señor.

Para invertir bien.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Mientras que Dios hace llover sobre justos e injustos, nosotros nos apropiamos de Sus bienes como si fuesen nuestros. Como dice San Basilio: “el pan del hambriento el que tú tienes, el vestido del desnudo el que conservas en tu guardarropa, es el calzado del descalzo el que amontonas y la plata del indigente la que escondes bajo la tierra. Cometes, pues, tantas injusticias cuantas son las cosas que puedes dar.” Duro pero cierto.

“Crisóstomo, hom. 39, in 1 ad Cor. No conviene, pues, darse a las delicias de la vida, engordar el cuerpo y enflaquecer el alma, cargarla de peso, envolverla en tinieblas y en un espeso velo; porque en las delicias se avasalla el alma que debe ser la que domine, y domina el cuerpo que debe ser esclavo. El cuerpo no necesita de placeres sino de alimento, para que se aliente, y no se destruya y sucumba; y no solamente para el alma, sino que también para el cuerpo son nocivos los placeres, porque el que es fuerte se hace débil, el sano enfermo, el ligero pesado, el hermoso deforme y viejo el joven.”

Hoy hablaremos del Santo temor de Dios, que no consiste en temer a Dios, si no en temer a no tenerle en nuestra vida, en no serles fieles, por las consecuencias que ello nos trae y de las que no podemos escapar: Engorda el cuerpo y enflaquece el alma, domina el cuerpo y se avasalla el alma, el fuerte se hace débil, el sano enfermo, el hermoso deforme, el joven viejo…

Cristo no pone frente a la muerte, para aprender a dar valor a las cosas. Si me fuese a morir mañana ¿A qué cosas daría valor?. Es un buen método.

Nosotros queremos proponerte además, a ti esposo, que te plantees también ¿Y qué pasaría si mañana muriese mi esposo?. Dedica un rato de tu oración a entender por qué es tan valioso tu esposo para ti, qué es lo que nadie más que él o ella te puede dar, porque a ver si estamos siendo tan necios que vivimos pendientes de las cosas caducas y no sabemos reconocer el don que Dios nos ha dado con nuestro matrimonio y nuestro esposo, un don en el que tenemos que invertir, y ese sí, hay que hacerlo crecer hasta que no quepa en nuestro corazón.

Pidamos el don del temor de Dios, para que sepamos apreciar cuánto nos ha amado y queramos responder con todas nuestras fuerzas a la vocación al amor conyugal a la que nos ha llamado.

Oramos especialmente por el sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/