Archivo por meses: mayo 2015

En el nombre de los Tres. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 28, 16-20

EVANGELIO
Bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les habla indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
– «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

Palabra del Señor.

En el nombre de los Tres.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Hoy celebramos el día de la Santísima Trinidad. Es por decirlo así, llanamente, como el día de la Familia de Dios. Son uno, de manera inseparable.
El Señor le dice a sus apóstoles que vayan a bautizar en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. En el nombre de las tres personas de la Santísima Trinidad. Qué bonito que nos pida actuar en el nombre de los tres, y qué ejemplo para los matrimonios, que deberíamos actuar siempre en el nombre de los dos. En nuestras decisiones, en nuestros gestos de cariño hacia los demás, en la educación a nuestros hijos… siempre en el nombre de los dos. Qué ejemplo de unión inseparable es para nosotros la Santísima Trinidad.

En nuestra relación con Dios, no olvidemos al Espíritu Santo. Él es quien nos santifica, quien nos transforma en santos. El que transforma nuestro amor de esposos, un amor pobre e interesado, en la Caridad de Dios. Integremos a Dios trino en todas nuestras acciones, hagamos todo en Su nombre.

A Jesús se le ha dado todo el poder sobre el cielo y la tierra. No seamos nosotros de los que vacilamos, postrémonos ante Él porque es Él quien puede con todo aquello que nosotros no podemos. Enseñemos a guardar nuestro compromiso de entrega matrimonial (ese único mandato que nos dejó “amaos como yo os he amado”), apoyándonos sin vacilar, en Su infinito poder.

Esposos, sentémonos, hablemos con cariño, y ayudémonos el uno al otro a guardar todo lo mandado. Un objetivo al día ¿Os parece?. Él hará la obra.

Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
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¿Qué me mueve? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 11, 27-33

EVANGELIO
¿Con qué autoridad haces esto?

Lectura del santo evangelio según san Marcos 11, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron:
-«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad? »
Jesús les respondió:
-«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme.»
Se pusieron a deliberar:
-«Si decimos que es de Dios, dirá: «¿Y por qué no le habéis creído?» Pero como digamos que es de los hombres… »
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.)
Y respondieron a Jesús:
-«No sabemos.»
Jesús les replicó:
-«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»

Palabra del Señor.

¿Qué me mueve?
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Jesús hace esta pregunta sobre Juan para que se cuestionaran los que le intentaban poner a prueba. En el fondo viene a preguntarles: ¿Actúas buscando tu seguridad o la gloria de Dios?.

Mira en cualquier momento, en cualquier acto y pregúntate por tu motivación para hacerlo. ¿Lo haces por ti?, pues Cristo no te revelará su Verdad, ni su Camino. Porque su intimidad no se descubre si buscas tu seguridad, tu comodidad o tu éxito. A medida que buscamos la gloria de Dios, vamos entendiendo su Camino, descubrimos en nuestra vida la providencia divina que nos encamina hacia Él.

Dice San Juan Pablo II en la catequesis del 19 de enero de 1980 ‘La «afirmación de la persona» no es otra cosa que la acogida del don, la cual, mediante la reciprocidad, crea la comunión de las personas’. Lo que nos permite descubrir qué es ser persona, es acoger todo, como dones que Dios nos ha dado y principalmente acoger a nuestro esposo como un don de Dios. Fruto de la reciprocidad de esta acogida mutua, es la comunión, la unión común entre ambos.

No descubrimos la belleza de la comunión, si no acogemos al esposo como un don de Dios. Cristo sólo me revela sus misterios si soy sincero en esa búsqueda de la gloria de Dios con mi oración y mis actos.

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Un regalo bien envuelto. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 11, 11-26

EVANGELIO
Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos. Tened fe en Dios

Lectura del santo evangelio según san Marcos 11, 11-26
Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:
-«Nunca jamás coma nadie de ti.»
Los discípulos lo oyeron.
Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.
Y los instruía, diciendo:
-« ¿No está escrito: «Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos» Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos.»
Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él.
Cuando atardeció, salieron de la ciudad.
A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:
-«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.»
Jesús contestó:
-«Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: «Quítate de ahí y tírate al mar», no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá.
Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis.
Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas. »

Palabra del Señor.

Un regalo bien envuelto.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Nuestra camino de fe hacia el Dios no consiste en que tenemos que poner mucho de nosotros. En realidad, nuestro esfuerzo debe consistir en quitar mucho de nosotros para dejarle espacio al Espíritu y que Dios ponga de lo Suyo en nuestro interior.

Imaginémonos que nos hacen un regalo y nos dicen que es una auténtica joya de un valor incalculable. Por fuera vemos una caja de cartón, con muy buena presentación. Una caja que en realidad, aparenta más de lo que es: Si se moja se estropea, si la golpeas se agujerea y no resiste mucha presión ni mucho peso, o cederá y se hundirá. Ahora imaginemos que nos quedamos toda la vida mirando y alabando la caja e intentando darle más valor del que tiene, pero no miramos la joya que, quien nos la entregó, ha metido en su interior.

Aquel templo del que habla el Evangelio, fue destruido, y tal como ya profetizó el Señor a la samaritana, algún día adorarían a Dios en Espíritu y en Verdad. Ahora Dios no reside en un templo, sino que el templo es nuestro cuerpo. Nosotros somos esa bonita caja y el Espíritu del Dios reside en nuestro interior. Es el Espíritu el que da valor al conjunto.

“Mi casa es casa de oración” dice el Señor. Nuestro cuerpo es la casa de Dios y es lugar de oración. No trates a tu esposo según la envoltura que ves porque es frágil, no negocies con sus debilidades, no convirtáis vuestra relación en una cueva de ladrones. Tratemos a nuestro esposo como templo de Dios. Es un sagrario. Y es sagrado.

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El Novio se declara. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 22, 14-20

EVANGELIO
Esto es mi cuerpo. Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre

Lectura del santo evangelio según san Lucas 22, 14-20
Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:
-«He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.»
Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo:
-«Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.»
Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
-«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»
Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:
-«Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»

Palabra del Señor.

El Novio se declara.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Jesús, el Esposo, brinda con sus discípulos justo antes de ofrecer su cuerpo, en forma de pan bendito y su sangre en forma de vino bendecido por el Espíritu de Dios. El Novio, se compromete para siempre.

Señor, nos entregas tu Cuerpo, a nosotros, tu Esposa, para hacerte uno con nosotros. Para que tu Cuerpo esté en nuestro cuerpo a través de la Eucaristía. Es la unión nupcial que se renueva cada vez. Tu Sangre purificadora, pasa a nuestra sangre como ocurre con el vino, y la limpia de nuestras impurezas y la oxigena, y le da una nueva vida.

Tu Cuerpo en forma de pan, penetra en nosotros, tu Esposa la Iglesia, y nos fortalece, y se hace uno con nuestro cuerpo. Un solo cuerpo y un solo Espíritu. Y en esa, nuestra íntima unión nupcial, nos llenas de la Vida, que genera vida.

Tras entregarnos tu Cuerpo y tu Sangre benditos, nos dices “haced esto en memoria mía”. Sí, “haced”. Nos toca a los esposos, hacer lo que Tú haces. Los maridos entregarse a sus mujeres como Tú y las mujeres acoger a sus maridos como la Iglesia te acoge, como María te acogió en su seno. Ambos abiertos a ser un medio para generar vida. Como Tú generaste Vida.

Bailemos esta noche, Señor, antes de unirnos en la Eucaristía de mañana. Te has comprometido con nosotros para siempre con la Alianza de Tu Sangre, y hoy, llenos de alegría te respondemos: “Sí quiero”.

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Zona VIP. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 10, 32-45

EVANGELIO
Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser en, regado

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 32-45
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder:
-«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.»
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó:
-«¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron:
-«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. »
Jesús replicó:
-«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron:
-«Lo somos.»
Jesús les dijo:
-«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo; está ya reservado. »
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
-«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos. »

Palabra del Señor.

Zona VIP.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El “servicio” está desprestigiado en nuestro tiempo. Ser servidor, parece algo de segunda clase. ¿Quién dice: Tengo la suerte de poder servir a mi marido/mujer?. Sin embargo, nuestro Maestro no ha venido a ser servido sino a servir.

Por otra parte, nuestra lengua tiene también esas frases hechas, llenas de sabiduría popular. Se dice de alguien que no sirve, cuando se quiere decir que es un inútil. Y no hay nada más triste que no servir. Muchas personas, cuando llegan a la ancianidad en que se lo tienen que hacer todo, sufren muchísimo. Los seres humanos somos así: Primero sufrimos porque tenemos que servir y después sufrimos porque no servimos.

A todos nos gusta la zona VIP, donde se nos sirve, se nos trata con amabilidad y cortesía, y se nos da todo lujo de caprichos y agasajos. Pues en nuestra casa no hay zona VIP ¿Y en la vuestra?. En algunas, la zona VIP la ocupan los niños. Mal asunto ese, porque no aprenden a vivir en la verdad…

¿Cuál es la verdad de nuestra existencia? Nos la revela el Señor: Hemos venido a servir y no a ser servidos. Cuando nacemos y durante nuestra infancia somos un objeto de derechos. Si no se nos dan, morimos. Y por tanto somos, como dice Chércoles, pura deuda. Una deuda hacia nuestros padres, que nunca les podremos devolver, pero que ellos a su vez la tienen con sus padres y así sucesivamente hasta llegar al Padre Dios. Una deuda que nos recuerda que todo se lo debemos a Dios.

Nuestra vida, tiene una vectorialidad. Primero apunta hacia nosotros mismos, pero una vez que nos hacemos adultos, debe apuntar hacia el esposo primero y conjuntamente hacia nuestros hijos. Hay otra frase de nuestra lengua que es muy reveladora: “Mirarse el ombligo”. El ombligo fue algo muy importante, por ahí pasaba nuestra vida, pero estaba destinado a cortarse y secarse. No podemos seguir pendientes de él. Estamos destinados a darlo todo, o si no, nos volveremos inútiles y nos secaremos, como el ombligo.

A Cristo todo se lo ha dado el Padre ¿Y qué hace? Nos lo entrega a nosotros. Y cuando se va, no nos dice que respondamos a su amor amándole a Él, sino “amaos los unos a los otros como yo os he amado”. La vectorialidad. Primero recibimos todo para luego darlo. Ese “darlo”, es el matrimonio.

La zona VIP del cielo, está en el servicio al esposo por amor a Dios del que todos somos deudores.

Eh aquí los esclavos de la Esclava del Señor.

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