Archivo por días: 2 febrero, 2015

Los esposos que Le tocan. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 5, 21-43

EVANGELIO
Contigo hablo, niña, levántate

Lectura del santo evangelio según san Marcos 5, 21-43
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
-«Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva. »
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría.
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando:
-«¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron:
-«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: «¿Quién me ha tocado? » »
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo:
-«Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
-«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
-«No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo:
-«¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
-«Talitha qum» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor.

Los esposos que Le tocan.

Ante la persona que sufre, Jesús va a dar lo que tiene. Lo que el Padre le ha dado. Uno se le acerca de frente y se arrodilla ante Él, la otra se acerca sigilosamente, por la espalda. Y Jesús hace el milagro para ambos, da igual la forma, lo importante es que nos acerquemos con fe.

Es curioso que la gente apretujaba a Jesús, pero sólo a una cura su fuerza. No basta con acercarse a Jesús, hay que acercarse con el deseo de que nos cure y la fe de que tiene poder para curarnos. la mujer había gastado todos sus haberes con los médicos. En vez de estar mejor, estaba peor. ¡No hay solución!. Pero es la fe, la fe que le salvo, la fe que salva a tantos esposos que ya viven su matrimonio sin solución. Sólo con tocar el manto de Jesús

La fe es un don de Dios, pero seguro que no se lo niega a nadie. El que tiene fe, es porque empezó queriendo tenerla. Qué grande es el hombre cuando, consciente de su pequeñez, busca lo que necesita en Aquel que verdaderamente es grande.

También en nuestro matrimonio, debemos tener fe, porque es una obra de Dios y es Dios quien nos ha unido. No es más milagro resucitar a un muerto o curar doce años de flujos de sangre. Cuando Dios nos une, no realiza una obra sencilla, sino en extremo difícil, más aún que la separación del mar rojo. Al separar las aguas, obra Dios sobre elementos pasivos, dóciles a su voluntad, mientras la unión del hombre y la mujer ha de contar con sus libertades. Como en el Evangelio de hoy, no basta con estar juntos, tenemos que tener fe en que nuestra unión puede asemejarse a la de Dios. Debemos tener fe en que Él nos va a hacer uno. A eso nos ha llamado y nos ha dado la gracia para ello en el Sacramento del Matrimonio.

¡Animo, esposos! Vuestra fe os ha curado.

Oramos por el sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

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