Archivo por meses: noviembre 2014

El trastero interior. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 19, 45-48

EVANGELIO
Habéis convertido la casa de Dios en una cueva de bandidos

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
-«Escrito está: «Mi casa es casa de oración»; pero vosotros la habéis convertido en una «cueva de bandidos.»»
Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.

Palabra del Señor.

El trastero interior.

Nuestra camino de fe hacia el Dios no consiste en que tenemos que poner mucho de nosotros. En realidad, nuestro esfuerzo debe consistir en quitar mucho de nosotros para dejarle espacio al Espíritu y que Dios ponga de lo Suyo en nuestro interior.

Imaginémonos un trastero, lleno de objetos sucios e inútiles que ocupan espacio. Nuestra tarea consiste en abrir una ventana y apartar trastos de nuestro interior para que pueda entrar la luz.

Aquel templo del que habla el Evangelio, fue destruido, y tal como ya profetizó el Señor a la samaritana, algún día adorarían a Dios en Espíritu y en Verdad. Ahora Dios no reside en un templo, sino que el templo es nuestro cuerpo. Dios reside en nosotros. Cristo viene a echar de nuestro interior todas esas tendencias interesadas, esos “bandidos” que nos roban tiempo para lo verdaderamente importante que es nuestro/a esposo/a. Hay otros que nos roban la verdad, pintándonos la vida de aparentes riquezas que son basura al lado de la riqueza de vivir una comunión en el matrimonio y en última instancia, la riqueza de vivir en Dios que nos lo da todo…

“Mi casa es casa de oración” dice el Señor. Nuestro cuerpo es la casa de Dios y es lugar de oración. Ni el narcisista más empedernido podría haber imaginado un destino más grandioso para su propio cuerpo. Y es que el cristiano no es el reprimido que no sabe disfrutar de la vida, es el que conoce la grandeza de la verdad y no se conforma con menos.

Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

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No vieron que su vocación les conducía a la paz. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 19, 41-44

EVANGELIO
¡Si comprendieras lo que conduce a la paz!

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 41-44
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando:
-« ¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!
Pero no: está escondido a tus ojos.
Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra.
Porque no reconociste el momento de mi venida.»

Palabra del Señor.

No vieron que su vocación les conducía a la paz.

Es escalofriante. Cuántas veces hemos vivido esta experiencia con varios matrimonios. Les hemos visto autodestruirse. No ponían interés en su relación y por más que veíamos que estaban avocados a la destrucción e intentábamos animarlos a luchar, a buscar la verdad, a ilusionarse con su vocación; no reaccionaban. Una y otra vez. Se dejaban arrastrar por la vida y no le abrían la puerta a Dios que llamaba. Vino la luz a ellos y la rechazaron.

Durante un tiempo nos preocupaba que el Pontificio Consejo para la Familia dice que el matrimonio requiere de un camino de fe y de formación permanente y específico, y que ese itinerario no está definido. Está por hacer.

Hoy nos damos cuenta de que el problema no es tanto no conocer ese itinerario, sino no responder, no buscar, no luchar. Les poníamos ejercicios, oración juntos, sacramentos… y no se ocupaban de hacerlo.

Al final ocurre lo que dice Cristo: Con lágrimas en los ojos muchas veces, les recordamos. Sus enemigos: Orgullo, vanidad, pereza… no poner a Cristo y su matrimonio en primer lugar…, les han ido sitiando. Cada vez el cerco les iba apretando, se iba intensificando el dolor, y al final les han arrasado y se han llevado por delante también la alegría de sus hijos. No ha quedado nada. El Señor nos había enviado a ayudarles y no lo reconocieron.

Lo que conducía a su paz, estaba oculto a sus ojos.

Si tu matrimonio no va a mejor cada día, ¡Da la voz de alarma! ¡Pide ayuda! No tengáis vergüenza. Aunque no te lo parezca, la destrucción va a más y al final no deja piedra sobre piedra.

Pedimos a María, impulsora de este Proyecto de Amor Conyugal, que nos lleve a donde nos necesite y que abra los ojos de los matrimonios para que vean su verdad, la verdad de su hermosísima y riquísima vocación.

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Brokers del amor conyugal. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 19, 11-28

EVANGELIO
¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 11-28
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro.
Dijo, pues:
-«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.
Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles:
«Negociad mientras vuelvo.»
Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar:
«No queremos que él sea nuestro rey.»
Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo:
«Señor, tu onza ha producido diez.»
Él le contestó:
«Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades.»
El segundo llegó y dijo:
«Tu onza, señor, ha producido cinco.»
A ése le dijo también:
«Pues toma tú el mando de cinco ciudades.»
El otro llegó y dijo:
«Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras.»
Él le contestó:
«Por tu boca te condeno, empleado holgazán.
¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro?
Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.»
Entonces dijo a los presentes:
«Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez.»
Le replicaron:
«Señor, si ya tiene diez onzas.»
«Os digo: ‘Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.’
Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.»»
Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

Palabra del Señor.

Brokers del amor conyugal.

No debemos confundir ser un buen cristiano con la bondad.
Es cierto que todo cristiano debe buscar la perfección “Sed perfectos como vuestro Padre celestial…”, pero no necesariamente es mejor cristiano el más bueno. Es mejor cristiano el que más lucha por serlo.

Dios quiso que no todos partiésemos del mismo punto. Unos tienen más onzas que otros. El señor de la parábola le da 5 onzas a uno, 2 a otro y uno al tercero de ellos. ¿Por qué esta desigualdad aparentemente injusta? Muy probablemente para que los que más tienen ayuden a los que tienen menos, aunque los designios de Dios no dejan de ser un misterio para nosotros.

Lo que sí sabemos por revelación de nuestro Señor, es que no partimos del mismo punto.

La pregunta que nos debemos hacer todos es ¿Qué talentos me ha dado Dios para que invierta?. En el caso de los esposos (salvando el bautismo, claro está) ¿Qué talento hay más importante que nuestro propio esposo/a? ¿Qué talento hay más importante que nuestra vocación al matrimonio? Y nuestra paternidad/maternidad ¿no sería el segundo, consecuencia del primero?

Por tanto, la clave de este Evangelio para nosotros es revisar:
1- Cuánto está creciendo nuestro matrimonio.
2- Cuánto estamos ayudando a crecer a nuestro esposo/a. ¿No nos preguntará Jesús por esto al final de nuestros días?
3- Cuánto estamos ayudando a nuestros hijos a llevarle a Él, fundamentalmente y en primer lugar, con nuestro testimonio de amor.

No sabemos qué pensaréis vosotros. Nosotros creemos que nos ha dado un tesorazo. Son talentos que al invertirlos crecen solos.
A ver qué somos capaces de presentarle a nuestro Señor cuando vuelva como Rey.

Le pedimos a José y María que nos muestren el camino que ellos anduvieron como la Sagrada Familia.

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Desde donde se atisba la verdad de nuestro matrimonio. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 19, 1-10

EVANGELIO
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 1-10
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
-«Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.»
Él bajó en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:
-«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.»
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor:
-«Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.»
Jesús le contestó:
-«Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»

Palabra del Señor.

Desde donde se atisba la verdad de nuestro matrimonio.

La higuera representaba a Israel. Otros textos dicen que era un sicómoro… pero es igual. La cuestión es que Zaqueo conoce su pequeñez y tiene que subirse a algo para ver a Jesús.

Los esposos tenemos que reconocer que no conocemos el misterio del Matrimonio. Es algo creado por Dios y se escapa a nuestras mentes.

Por eso, necesitamos “subirnos” al magisterio de la Iglesia para que nos muestre a Jesús en nuestra vocación y nos lo traiga a nuestro hogar. Pero debemos actuar rápido, con prisa, como Zaqueo, para que no perdernos al Señor que pasa. Hay una riqueza inmensa entre los documentos oficiales de la Iglesia, un tesoro para nosotros.

Dice por ejemplo San Juan Pablo II (en su catequesis del 20/02/80 “Llamados a la Santidad y a la Gloria”) que el matrimonio es “un sacramento primordial, entendido como signo que transmite eficazmente en el mundo visible el misterio invisible escondido en Dios desde la eternidad. Y éste es el misterio de la verdad y del amor, el misterio de la vida divina, de la que el hombre participa realmente.”

¿No nos ayuda esto a ver al Señor que viene? ¡Que nuestro matrimonio es un signo que transmite el misterio de Dios! No se nos ocurre una manera más profunda y bella de expresar nuestra vocación. No se nos ocurre una motivación mayor para dar sentido a nuestra vida. Por algo así, tan grande, merece la pena luchar, o dar la mitad de nuestros bienes como hizo Zaqueo, o lo que haga falta hacer. Participemos en la vida divina realmente. Sólo tenemos que poner como prioridad nuestra vocación y renunciar a otras cosas que nos quitan tiempo para esto. Sólo tenemos que entender que únicamente desde el conocimiento y la experiencia de nuestro matrimonio, veremos a Cristo y le acogeremos en nuestro hogar.

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Volver a participar de la mirada del Creador. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 18, 35-43

EVANGELIO
¿Qué quieres que haga por ti? -Señor, que vea otra vez

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 35-43
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: -«Pasa Jesús Nazareno.»
Entonces gritó: -«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: -«¡Hijo de David, ten compasión de mi!»
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: -«¿Qué quieres que haga por ti?»
Él dijo: -«Señor, que vea otra vez.»
Jesús le contestó: -«Recobra la vista, tu fe te ha curado.»
En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.

Palabra del Señor.

Volver a participar de la mirada del Creador.

También en nuestro matrimonio podemos estar ciegos y andar pidiendo limosna: más dinero, seguridad en el trabajo… Muchos buscan limosna en el amor de amistades, dejando a un lado el de esposos, dejando a un lado el de Cristo.

También nosotros en nuestras cegueras te pedimos: ¡Jesús ten compasión de mí!
Nada ni nadie, acallará nuestro deseo de amarnos mutuamente con el Amor de Dios. Animados por esta esperanza, podremos escuchar A Cristo en nuestros corazones: ¿Qué quieres que haga por ti? “Recobra la vista tu fe te ha curado”.

Cristo hace que recobremos la mirada del Creador. Nos revela cómo es nuestro esposo/a en verdad; cómo es nuestro matrimonio; el para qué del sufrimiento; cómo ser personas y cómo ser hombres.

El matrimonio instituido por Jesucristo es indisoluble (a imagen del Suyo, pues Dios nos ha unido) signo sagrado que santifica, acción de Jesús que invade el alma de los esposos y nos invita a seguirle perdiendo nuestra vida por amor para ganarla: En nuestros hogares, con nuestra familia,
transformando la vida matrimonial en un andar divino en la tierra.

Te pedimos Señor que recobremos la vista y volvamos a experimentar en nuestra vida conyugal la belleza de nuestra vocación, a Tu imagen, para alabarte y comunicar Tu Gloria.

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