Archivo por días: 13 noviembre, 2014

Él rey y ella reina. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 17, 26-37

EVANGELIO
El día que se manifieste el Hijo del hombre

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 26-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre.
Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará.
Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán. »
Ellos le preguntaron:
-«¿Dónde, Señor?»
Él contestó:
-«Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo.»

Palabra del Señor.

Él rey y ella reina.

Hoy el Señor nos habla de una vida gobernada por la rutina del día a día. Aquellos que no tienen rumbo ni un proyecto de vida en el que creer hasta el final de sus días. Son muchísimos los que viven sin saber para qué. Simplemente se dejan llevar por las circunstancias de cada día.

A todos esos, les falta una vocación. No han descubierto que hemos sido llamados para realizar algo GRANDE. Algo que nos supera en mucho.

Nosotros hemos sido llamados por un Padre que nos ama, a entregarnos en el matrimonio y la familia. Y esta es una misión enormemente grande. Prueba de ello es que escasean esposos santos. Es una vida llena de dificultades, que nos van haciendo crecer, que nos hacen salir de nosotros mismos, porque “el que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará”. El que gobierna su vida, se convierte en rey de sí mismo. Es una de las tres misiones del bautizado: Sacerdote, profeta y rey.

El que no se entrega, muere encerrado en sí mismo. Se queda sin vida. El que se entrega, vive en paz, feliz, crece día a día. El que tiene por objetivo volver al Padre a través de su vocación al amor conyugal, ese tiene un vida plena, llena, ilusionante y siempre podrá aspirar a crecer un poco más. Su proyecto no acaba nunca.

Esposos, que María nos ayude a que juntos, trabajemos para preparar la llegada del Hijo del hombre. Él nos llevará a la plenitud.

Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

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La felicidad oculta. Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 20-25

EVANGELIO
El reino de Dios está dentro de vosotros

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 20-25
En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios Jesús les contestó:
-«El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.»
Dijo a sus discípulos:
-«Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis.
Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás.
Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»

Palabra del Señor.

La felicidad oculta.

El hombre siempre busca lo espectacular y las cosas del Señor son sencillas.
Tendemos a pensar que nuestra felicidad depende de que se resuelva alguna circunstancia externa: Que mi esposo/a cambie, de una situación de sufrimiento, de las dificultades que nos ponen los demás, de determinados dones que me faltan…
Cristo nos lo dice muy claro. El reino de Dios, es decir, la felicidad o la posibilidad de comunión o la santidad (los tres términos van parejos), está dentro de nuestro corazón. Cuando le abrimos al Señor las puertas de nuestro corazón y dejamos que Él reine, entonces en nuestros hogares reina la paz y la caridad.

El Señor vino a derrotar el pecado y no, como esperaban los fariseos, a derrotar a sus “enemigos”. Si Jesús no derrota el pecado, estaríamos hundidos bajo nuestras propias “victorias”, por nuestros “triunfos” terrenales.

El Señor nos aparta de esa manera de entender el reino de Dios. Si tú en tu corazón acoges Sus enseñanzas y tienes fe en Él, tienes una paz y una alegría inmensas. Ese es el comienzo del reino de Dios. Para que Su reino llegue a plenitud, hay que pasar por las pruebas de la fe, una purificación. Parecerá que Jesús se ha ido (“desearéis vivir con el Hijo del hombre y no podréis”), parecerá que el mal triunfa (CIC 675): “La Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes… que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad”.

Ante las dificultades del matrimonio, siempre aparece una solución mundana aparentemente compasiva, que es contraria a lo que Dios ha creado y lo que nos enseña sobre nuestra vocación. Ante esto, “Si os dicen que está aquí o está allí, no vayáis detrás”. Miremos las soluciones que nos ofrece la sociedad, los amigos… a ver si son coherentes con el Evangelio. El mundo le dice constantemente a la Iglesia: Haz lo que te digo y entonces te querrán. La Iglesia debe mantenerse en la verdad. Para ello, el Señor sufrió mucho, para revelarnos la Verdad.

El catecismo (CIC 677) nos dice que la solución vendrá del cielo. No desfallezcamos. Veremos la victoria de Dios.

Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

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